Escrito 0014 – Una Asesina |
Era la noche del veinticuatro de febrero, iba
caminando por la acera. Enfrente de mi venia caminando una mujer, por el
aspecto que tenia me imagine que era de un nivel económico alto, vestía de un traje verde jade,
zapatillas negras y un bolso.
Se acerco a pedirme la hora
-Buenas, ¿me podría decir que hora tiene?
- Las nueve con quince minutos
-Va, chido-
Dios, por que una mujer hablara así. No le tome tanta importancia y sin más seguí mi camino hasta llegar a Alameda, que por cierto, de noche es un lugar hermoso, lleno de luces de todo color por todas partes, inclusive las fuentes se iluminan y crean un espectáculo único en ese lugar.
Me senté en una banca para despejarme un rato, prendí un tabaco y me puse fumar, de pronto, en la lejanía veo a la mujer que me pidió la hora, enseguida me levante, apague el tabaco y seguí mi camino de vuelta a casa.
Al momento de llegar a la avenida para cruzar, sentí una mano en mi hombro, una mano fría y delgada, me espante, voltee y enfrente de mi estaba la mujer
-Ricardo- Me tomo de los dos hombros- ¿No te acuerdas de mí?- Pregunto -No- Respondí- ¿Y cómo es que sabes mi nombre?
-Como, ¿Te olvidaste de mi?- Su rostro reflejaba tristeza, pero ¿Por qué?
-Acaso nos conocíamos- Le respondí un poco confuso
-Sí, estudiamos juntos la universidad
Me quede sorprendido, en verdad nos conocíamos, o esto es una broma y me quiere hacer algo. Me negué a contestar.
-Contéstame- Se exalto- ¡Ricardo!- Su voz cambio de tono
-No, no te conozco, y ya me voy, llego tarde
El semáforo cambio de color y pude cruzar la avenida.
De camino a casa iba pensando en ella, y por más que intentase recordarla, no sabía quién era. Llegue a la puerta de mi casa y sobre ella estaba escrita una nota, la cual rezaba lo siguiente:
RICARDO
Perdón por no avisarte antes, quería darte una
sorpresa llegando a tu casa sin previo aviso, ya estando aquí me percate de que
no estás, iré a buscarte, espero y te encuentre.
Joanna
Joanna, Joanna, ¿Quién es Joanna? No recuerdo haber
estudiado con alguien que tenga ese nombre… a decir verdad, sólo había una, su
nombre era algo parecido, solo que en lugar de Joanna era Johanna. Tal vez se equivoco
en su nombre, ¿Pero quién se equivoca en su nombre?
Entre a mi casa, que bueno, más que casa es un departamento, me senté en mi sofá, tome mi libro de “Cien años de soledad” y me puse a leer un buen rato, tanto que perdí la noción del tiempo y cuando mire al reloj de pared eran las once.
Pase a mi habitación, me puse mi pijama y al momento de recostarme escuche que alguien tocaba la puerta. Me levante y Salí a ver quién era, era Joanna
-Ricardo, porque no me abres la puerta, estoy como loca tocando y no…- No deje que siguiera hablando y la interrumpí
-¿Quién diablos eres?
-Johanna, ¿No viste mi nota?
-Explícate- le grite – Eres Joanna o Johanna
-Perdón, en la nota me equivoque y no sabía cómo corregirlo
-No sé quien seas, y lo mejor que puedes hacer es irte- le grite de nuevo- o… ¿Quieres que llame a la policía?- La amenace, aun que mi voz no ayudara mucho- Tu decide.
-No creo que quieras llegar a esos extremos, ¿ó sí Ricardo? Cómo quieras, pero te hare caso y me iré, que pronto regresare por lo que es mio.
Cerro la puerta, quede asombrado y con miedo por lo que me dijo, y mientras pensaba, observaba como en la penumbra desaparecía.
¿Que habrá querido decir con “Regresare por lo que es mío”?, ¿acaso le quite algo?, no, nunca eh robado, no sé a qué se refería.
Por la noche no pude dormir, me quede horas pensando a que se refería Johanna con lo que me dijo, no la conozco, como puede decir que le arrebate algo sin conocerla, esto me está dando cada vez más miedo.
Desperté, eran las cinco de la mañana, escuche que
alguien toco la puerta de mi casa y salí para ver quién era. No era nadie, que
raro, por un momento pensé que eran los niños que bromean tocando las puertas, pero no, observe con mayor atención y
en la pared, a un costado de la venta estaba la foto de mi hermana, y sobre
ella, escrita en rojo resaltaban unas palabras, palabras aterradoras, decían lo
siguiente:
Querido Ricardo
Por la noche me trataste mal, muy mal, y bueno, tendrás que pagar lo que me hiciste, o que mejor que lo haga ella, tu querida hermana Catherine, decide. Ella o tú. Esperare tu respuesta cariño.
Cómo voy a decidir entre yo o mi hermana, ¿Cómo?, y la respuesta-si es que la consigo- como
se la daré, de qué modo o por donde <-triple error
-Johanna- Grite- dime de una maldita vez quien eres y que quieres de mí.
Suponía que no había nadie en mi casa, pero para mi sorpresa, la puerta del baño se abrió y salió ella
-¿Quieres una respuesta cariño? ¿De verdad la quieres?, bueno, pues tendrás que pagar por ella, y para que estés enterado, no acepto dinero.
-Que es lo que pides
-Averígualo, ya te di una pista.
Al momento de querer contestarle, ella abrió la puerta y sin más, se fue.
-«No acepto dinero» que me habrá querido decir, además dice que para averiguar eso me dio una pista, ella no me a dado nad… MI HERMANA
Sin pensarlo, corrí a coger el teléfono, teclee los doce dígitos para comunicarme con mi hermana. El teléfono sonó cuatro veces, los segundos más lentos de mi vida, cuando por fin ella contesto me tranquilice por un momento.
-Ricardo, ¿Estás bien? ¿Pasa algo?
-Catherine, no salgas de casa, cualquier cosa sospechosa que veas, llama al departamento policial, no hagas nada y si una mujer llama a la puerta, ¡NO ABRAS!
-Ricardo, ¿Qué pasa? Me estas asustando.
-Voy para allá hermana, no te muevas.
-Ricardo, contéstame ¿qué está pasando?
Colgué y sin pensarlo dos veces salí corriendo para la
casa de mi hermana. Cruce avenida central y reforma, cuando por fin llegue a
casa de mi hermana, vi que se acercaba Johanna, salí del automóvil y le grite
-No te atrevas a tocar a mi hermana, entendiste
-Si no la voy a tocar, un disparo se realiza a distancia
Abrió su bolso y de el saco una pistola, no sé de cuantos calibres sea, porque no me llaman mucho la atención.
-Estas loca- volví a gritarle- baja el arma- le ordene.
-No, no voy a bajar el arma cariño.
-Hazlo de un jodida vez
-Veo que te estás exaltando Ricardo, no lo hagas, una persona inocente puede morir por tu culpa
-No te atreverías, sabes lo que puedes ocasionar con eso.
Y antes de que ella me contestara, apunto con el arma a un hombre que iba pasando
-Si vuelves a gritarme, apretare el gatillo, decide.
No sabía qué hacer, tenia pánico. Y mientras pensaba una posible solución, ella iba acercándose cada vez más a la puerta de mi hermana
-De…- Estuve a punto de gritarle- Para Johanna, esto ya llego muy lejos
-¿Lejos? Recuerda el tiempo que transcurrió mientras tu plan se ejecutaba, recuérdalo.
-¿Mi plan? De que hablas
-Recuérdalo cariño, recuérdalo…
-No tengo ni la mejor idea de lo que me es…- Sentí un golpe en la cabeza y enseguida me desmaye
Desperté, eran las siete de la tarde, mi hermana estaba sentada a un costado de mi, mire su rostro, su expresión mostraba tristeza.
-Cathy, ¿qué tienes?
-¡SUELTAME! ¿Cómo pudiste hacer eso?
-¿Qué hice?
-Lo mataste, mataste al pobre señor
-¿Qué s… espera, el señor de traje azul que estaba enfrente de mi ?
-¿Cómo pudiste? El señor oba camino a su casa, su familia lo esperaba
-No fui yo Cathy, te lo juro.
-¿Y el arma?
-¿Qué arma?
-La que tenias en mano antes de caer inconsciente
-No era mía, es de Johanna
-¿Quién es Johanna?
Le explique lo sucedido a mi hermana, el motivo del por el cual había ido a su casa, y antes de terminar la historia, por la venta me percato de que ahí estaba ella, sentada, como si nada hubiese pasado.
-Voltea- Le ordene a mi hermana- No seas tan obvia
-¿Es ella?
-Por desgracia, sí, que demonios hace aquí.
-¿qué piensas hacer?
-No sé. Dice que le debo algo, no tengo idea de que puede decir.
Abrió la puerta y entro
-Vete niña-Le grito a Cathy- Vete o le irá peor.
-Que te den…
-Cathy, es mejor que te vayas.
Mi hermana salió y fue a sentarse a la sala de espera, mientras, Johanna se acerco más a mí
-Te vuelvo a ver, aunque no en las mejores condiciones cariño.
-¿Qué quieres?
-Tranquilo, vamos paso por paso
-Al punto
Participante 0014 - Pérez Guzmán Bryan Miguel
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