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Escrito 0015 - Contra reloj |
Capítulo 1: Miedo
Miedo…
La causa más pura del miedo, la causa de que
exista esta emoción, el miedo a la muerte, todos estamos destinados a morir, y
es doloroso e inevitable pensar que en cualquier momento uno puede sobre pasar
ese delgado umbral de la vida, tan delgado y frágil, que con cualquier rasgón ahí
termine todo.
Y lamentablemente, el tiempo está en pacto
con la muerte, podrás escapar de ser rebanado por las garras de una bestia, o
la daga de un asesino, pero nadie se escapa de las terribles fauces del tiempo,
una muerte a mano fría, imposible de evitar, imposible de reconocer cuando se
acerca.
Nadie puede evitar este miedo, e
irónicamente, quien más teme son los poderosos, aquellos que tienen el poder de
arrebatarle la vida a cuantos quieran, aquellos que han disfrutado de la vida
con insaciables lujos, riquezas y de satisfacción. El poder los hace frágiles
al momento de la verdad, y de recordar que también pueden morir.
Y más cuando se tiene una vida larga, algo
que criaturas como los dragones, duendes y los elfos se les concedió esta
bendición y a la vez maldición de tener una vida tan larga como la creación
misma, donde un siglo pasa como un abrir y cerrar de ojos, donde ven caer a sus
enemigos de viejos mientras ellos regocijan de juventud.
Pero a diferencia de tantos seres de vidas
altamente largas y prósperas, el de mayor lujo son los elfos, criaturas de
Tierra media con una belleza incomparable, una piel blanca como la ceda,
reluciente a la luz del día y resplandeciente hasta en lo más profundo de la
tierra, tan tierna y suave desde el día de su nacimiento, hasta el día en que
mueren, su piel jamás envejece y siendo una raza dominante de Tierra media,
están rodeados siempre de grandes lujos.
Pero, hasta la criatura más pura, puede hacer
de todo, a partir del miedo.
Gael, rey de Vercaruz, y Úrdan, rey de
Darlian, destinados desde su nacimiento a tener la corona, amigos de toda la
vida, dos grandes reyes, dos grandes reinos aliados, han sufrido de una
terrible maldición.
Hacia miles de años, los dos reinos elfos han
gozado de paz y tranquilidad, pero los reyes desafiaron a Cronos, el señor del
tiempo, y estos fueron maldecidos, sus vidas se habían entrelazado, al momento
de morir uno de los dos por causa natural, el otro rey caería con él, y con ellos, sus
reinos, los dos morirían, a menos de que uno muriera primero, sin embargo, a
pesar de ello, los dos reyes se juraron lealtad, pues ninguno de los dos quería
ser el primero en dar el golpe, ninguno quería tener en su conciencia la culpa
de haber matado a su mejor amigo desde la infancia, su colega, su compañero de
caza, además, la vida de un elfo es muy larga, y no habría que preocuparse de
la muerte del tiempo por un largo plazo.
Nadie se
hubiese imaginado de que el juego cambiaria…
Era verano, y los dos reyes seguían
disfrutando de los festejos, los reyes elfos probaban a sus caballeros en
justas en Vercaruz, el reino de Gael, un imperio hermoso, el imperio de
columnas, la inspiración del futuro imperio griego de los humanos, donde las
torres se alzan sobre las costas de Bailban y alrededor del gran castillo
blanco de Gael, tan alto y tan reluciente como un diamante, tan alto como sus
grandes torres, lleno de altas puertas y puentes, donde sus pasillos regocijan
de grandes ventanas y gigantescas columnas, un castillo iluminado por el sol y
la luna por su escasez de muros, en los pisos superiores, ideales para un
imperio de arqueros.
Vercaruz, hogar de los mejores artesanos y
herreros de Tierra media, gracias a los asombrosos trabajos realizados por los
enanos de la realeza elfo, a pesar de la gran rivalidad entre estas dos
civilizaciones muy conflictivas, la gran habilidad de los enanos, con la magia
y las riquezas de los elfos, son la combinación perfecta para las mejores
piezas para la creación de armas perfectas, y el orgullo de entre todos sus
trabajos, son sus arcos, y sus radiantes flechas de jade, la piedra preciosa
más eficaz para esta arma, resistente como las hachas de los enanos, capaces de
penetrar escudos de metal, y tan veloces como si fuesen lanzados por ballestas,
el arma favorita del rey y debido a su costo solo eran portados por los
arqueros de la realeza.
Era un día hermoso, y las primeras justas ya
habían terminado, los dos reinos se encontraban en su plenitud al igual que sus
reyes, se encontraban en paz, sus pueblos vivían alegres y sus enemigos,
mantenían a distancia, pues eran reinos fuertes y poderosos.
-Tus
caballeros aun no igualan a los míos mi querido amigo.
-Lo sé,
pero si se tratase de que disparasen una manzana que se encuentra sobre la
cabeza de su rey, creo que el resultado sería distinto.
-Tienes
razón, tus arqueros son inevitablemente excelentes, me alegra que sigamos
siendo aliados a pesar de los conflictos con
los dioses.
-No hables
de eso Úrdan, sabes que no me gusta hablar sobre el tema de la maldición.
-Bueno, ¿Qué
tienes que temer?, nuestros reinos no tienen conflictos, estamos en la plenitud
de nuestras vidas, falta mucho para que eso nos afecte.
-Aun así no
quiero pensar en ello, no sé cómo puedes pensar así, desafiamos a los dioses, y
mira lo que hemos hecho, mira lo que nos pasó, no hagas que esto empeore.
-Lo sé, lo
sé, y estoy consciente de ello, pero, estas exagerando, tranquilo, tu sabes que
los dos estamos de acuerdo en que moriremos con dignidad y moriremos a lado del
otro como lo hemos estado toda la vida, y nos despediremos de la misma forma de
este mundo y la daremos la bienvenida al que sigue.
-Está bien,
pero, por el momento, no hablemos de este asunto, no me es de mi agrado el
estar pensando en la muerte.
-De acuerdo
amigo mío, de acuerdo. ¡Oh! Mira, ya viene lo emocionante, la justa entre
nuestros mejores caballeros, veamos que tal han progresado.
Los caballeros se acercan a la arena, Galban
“Hoja liviana”, el orgullo de Úrdan, conocido por su espada doble, que con ella
han caído muchos enemigos, tiene un control impresionante, y a pesar del
impresionante peso de las espadas, Galban las controla con tan fascinante
habilidad y destreza que parece pelear con plumas enormes y afiladas, capaces
de dañar a su oponente atravesando la cota de malla sin problemas y Firela
“Doncella a caballo”, su hermosa y radiante doncella, montada en su caballo
blanco, la general de la armada de Gael, su más preciada joya, en belleza y en
astucia.
Los contrincantes se posicionaron en sus
respectivos lugares después de una reverencia a sus reyes y a su contrincante, se
posicionaron a mitad del día, el sol sobre sus relucientes armaduras.
Los caballeros, listos en sus caballos, y en
posición la lanza que se disponía a dañar al enemigo que se encontraba
apuntando, con ansias de sangre y de saborear la victoria, los enanos herreros
de la realeza, los paladines y cortesanos atentos esperaban con ansias y en
silencio, conocer el final de la justa tan esperada y más importante del
torneo, los mejores caballeros se enfrentan y la gloria sería proclamada por
fin por el campeón.
Los reyes no le tienen gran interés a estos
eventos, los elfos nunca han sido fanáticos de las peleas, pero son necesarias,
para complacer y mostrar poder a su pueblo y a sus enemigos, pero sin lugar a
duda, les interesa conocer la fortaleza de su reino, y claro, los reyes no se
enfrentan por que no quieren ser responsables de la muerte del otro si fuese a
suceder, así que no se atreven a participar en este duro encuentro.
Las trompetas cesaron, y todo el mundo quedo
en silencio, lo único que resonaba eran los cascos de los caballos sobre el
suelo y la armadura y la cota crujiendo, metal contra metal.
Gael saluda al público y presenta a los
caballeros, con ello, anunció el final de la justa con un combate entre los dos
generales y la despedida del reino vecino Darlian y su rey Úrdan y la entrega
del premio de la justa, una piedra preciosa para el reino ganador y una banda
bordada por las doncellas costureras de Darlian.
Con la seña del ministro más grande de Gael,
los caballeros avanzan velozmente en dirección a su contrincante, todos
presenciando la justa, de un momento a otro los movimientos se volvieron lentos
para Gael, todo se alentó, mientras lo caballeros corrían hacia su
contrincante, con la lanza en dirección al corazón de su contrincante, hasta
que llegó un punto, en el que, el movimiento cesó, y todo quedó quieto, los
caballos tenían las patas tendidas en el aire, y los dos personajes en armadura
seguían viéndose mutuamente el uno del otro, con una pisca de ira y agresividad
en sus ojos.
Algo va
mal…
Todo está inmóvil, todo está en silencio,
miro a mí alrededor y todo está estático, sin movimiento, las hojas que caían
de los frondosos árboles del jardín real se mantenían en el aire, se detuvieron
a mitad del camino de la rama donde colgaban hasta llegar al suelo.
-Tranquilos,
en cuanto me vaya el tiempo se reanudara, pero por ahora, necesito sus miradas
en mí, que vine a hablar con ustedes.
Gael observó a su amigo, también se mueve,
también percibe lo que está pasando, y… en frente… ¡Cronos!
Un hombre de brazos y piernas anchas, y de
pecho firme y tosco, reluciendo una cabellera blanca, tan larga y majestuosa
como la de su barba, características de un hombre viejo y sabio, vistiendo una
gran toga blanca al igual que su cabello, y portando en su mano derecha, un
largo bastón de plata, con un sinfín de grabados donde en la cima de tan
magnifico bastón, reposa una esfera de cristal, protegiendo y resguardando en
su interior un reloj de arena suspendida en el vacío.
Una base circular de madera y otra ubicada al
otro lado, unidas por tres pequeñas columnas de madera dando lugar la forma de
un cilindro, y dentro… la majestuosidad del cristal con la forma curvada
tradicional de un reloj de arena, y en su interior, la arena se desplaza en el
vacío, donde no existe la manipulación de fuerza exterior, sin gravedad, sin
viento, zigzagueando y moviéndose la arena dentro del reloj sin orden, sin una
dirección en concreto, pasando de los dos espacios unidos por la pequeña
abertura del reloj, revelándose y burlándose de la gravedad.
-Me temo.
Que no fui muy duro con ustedes, y como estoy aburrido, será mejor hacer
interesante el juego, les acortare su tiempo de vida, solo tienen quince días
de vida, así que, será mejor que empiecen a pensar en que es lo mejor, decidan
quien seguirá vivo, y quien no, con un vida tan larga como las suyas, es
aburrido el juego, así, que siga el juego.
Gael y Úrdan no podían ni hablar, sus mentes
pensaban en las palabras de Cronos, la justa había terminado, Galban Hoja
liviana había derrotado a la doncella Firela y durante la noche, en el festejo,
los dos reyes aún se encontraban atónitos, aún sin poder creer en las palabras
de Cronos, e incluso, el hecho de que haya aparecido, y esa sensación de ser lo
único en poderse mover, en ser consiente mientras todo se encontraba estático,
simplemente, era de no creer, solo Cronos, el señor del tiempo tendría
semejante poder.
Quince
días…
¿Úrdan
estará pensando lo mismo?, ¿Será verdad?, tan solo quince días, ¿Que pasará?
La
premiación, un rubí tallado de las minas enanas de Vercaruz para el reino
ganador, y la banda bordada en oro de Darlian, para el campeón legítimo de la
justa y el honor, la gloria y el triunfo con ello, los dos caballeros sufrieron
graves heridas, ambos recibieron un gran golpe en el hombro, pero Galban fue lo
suficientemente resistente que no cayó de su caballo con el devastador golpe,
pues él había alcanzado a dar el golpe con la lanza antes que Firela, lo que
disminuyó considerablemente la potencia del golpe de Firela con su lanza.
Firela en cambio, el golpe le causó una gran
torcedura en el hombro, no asistió al festejo y recibió ayuda médica de la
magia del mago Ariel, maestro de las artes místicas, un viejo mago ermitaño, de
grandes poderes en el momento de la batalla, y sus conocimientos en la medicina
son impresionantes, es capaz de crear dragones, e invocar goles de cualquier
material, el arma maestra de Úrdan.
Cantantes, risas, tarros chocando entre si
salpicando cerveza, enanos saboreando la carne de un jabalí de las colinas de
Darlian, arlequines alegrando y dando color a la celebración, las doncellas del
reino alagadas por los paladines, ¿Qué más se puede pedir?, claro, cuando tu mente
no tiene conflictos en su interior.
Gael, observando desde las colosales columnas
de su castillo, las costas de su reino y ese pedazo de cielo que arrancó Tierra
media del cielo para darle vida, el mar, que refleja su verdadero lugar en el
mundo, como si intentase recrear su mundo aquí en Tierra media, incluso, copia
a la dama blanca, conocida en éste mundo como la luna, la refleja tan bien, que
si no fuese por su oleaje, se creería que tienes un portal para ver más allá de
Tierra media, el lugar de donde viene el océano y posiblemente los elfos.
-¿Sigues
pensando en eso?
-¿Cómo
podría sacarlo de mi cabeza?, tan solo quince días, ¿Qué haremos?
-No lo sé
-¿No lo
sabes?, te dije que dejaras de hablar de eso, de burlarte del tiempo, ahora…
solo tenemos unos cuantos días.
-Y… ¿Tú qué
piensas?, ¿Qué deberíamos hacer?
-Dado que
moriremos tan pronto, y aún sin un hijo que tome la corona respectiva del otro,
no sé que destino tendrá nuestros reinos, lo mejor, lo mejor…
-Sí, hemos
desafiado a los dioses, y ahora, hay que pagar.
-Escucha.
Sigamos con nuestro plan, moriremos juntos, como hermanos, que no nos gane el
temor.
-¿Temor?, ¿Cómo
puedes decir eso?, sé que tienes tanto temor como yo, nuestros reinos, nuestros
triunfos, nuestra generación, los elfos, el reino elfo… caerá sin reyes,
nuestras propias vidas, apenas estamos en la plenitud de la vida de un elfo, no
llevamos más que un par de siglos.
-Vaya, y
hacia unos momentos hablabas de pagar por nuestros actos.
-Lo sé, lo
sé, pero no es fácil pensar que en quince días moriremos.
-Descansaremos
en paz en la tierra de los espíritus, más allá del cielo, fuera del alcance de
los dioses titánicos, Cronos nos quiere muertos, y no hay motivo para temer de
hundirnos en las fauces del Tártaro, hemos vivido en paz, no hay de qué
preocuparse por ese asunto, y nuestros pueblos, sabrán que hacer, podemos
preparar a nuestros imperios antes de despedirnos de este mundo.
Pero no fue
así…
Tres días después de aquella noche, fui traicionado
de quien había sido mi hermano por siglos, toda una vida juntos, y aun así…
El miedo le
ganó.
La daga de un asesino, la daga que había
aceptado el privilegio y el gusto de saborear mí sangre, de ser el causante del
trabajo sucio de mí supuesto amigo, mí supuesto hermano, mi compañero al
momento de morir y dejar este mundo.
No tuvo ni las agallas para enfrentarme él
mismo, me mando asesinar, pero no es fácil ocultarse en un reino conformado de
columnas, y arqueros como guardias. es la guerra, y los dos hemos empezado a
mover nuestras tropas,
Darlian es una fortaleza, rodeado de montañas
y en la más alta descansa su imperio miles y miles de torres de piedra se
ubican estratégicamente para que las tropas tengan reducido espacio al momento
de avanzar y evadir los ataques con facilidad, además de los golem de piedra
imitando algunas de las torres para ataques sorpresa, es imposible atravesar la
ruta con rapidez, así que mi mejor arma, será la discreción,
Mis arqueros se dirigen a Darlian, rodearan
el valle de Darlian sobre las montañas evadiendo así las torres con el apoyo de
Firela y sus tropas de élite, se adentraran en la montaña donde descansa el
gran castillo de Darlian, buscando un buen punto de visión, pero aún así
tendrán que librarse de los golem de piedra que merodean por las montañas,
seguramente impedirán atravesar las rocosas montañas hacia su objetivo, Úrdan
no pierde tiempo, y se abre camino por los campos, con un gran ejercito de
infantería, caballería y artillería.
Las piezas
ya están ocupando su lugar… y la estrategia será la clave.
Capítulo 2: Estrategia
La élite de arqueros y Firela se adentran en
la majestuosas tierras de Darlian, el imperio embellecido por sus
espectaculares formaciones de roca, que rodean y abundan dentro y fuera del
reino, algunos, producto de las obras del mago del rey Ariel, al crear
monumentales golems de roca y de cristales preciosas, golems altos, bajos,
toscos, pequeños o grandes, de acuerdo a la función a la que fue creado. Guardias
invisibles, que mejor forma de mantener a tu reino alerta que con un batallón
de golems distribuidos por los alrededores, habitando y camuflándose con la
misma roca en la que emergieron.
Solo quedan seis días, y el pequeño batallón
de Gael se acerca poco a poco a la montaña madre, donde reposa el castillo de
Darlian, todo estaba en silencio, la cadena de montañas que cubren y protegen a
Darlian de ejércitos numerosos, es un lugar frio y vacío, la presencia de
tantos golems aterroriza a los animales, y sus torpes y toscos movimientos aniquilan
la vegetación, nada está a salvo con estos monstruos.
Roca tras roca, Firela a la cabeza cruzan las
montañas, tratando de mantenerse en espacios reducidos, para reducirles la
capacidad de movimiento a los golems que se pudiesen encontrar, llevaban varios
días en territorio enemigo, y por fortuna, ningún golem a la vista, era muy
probable de que el rey se haya limitado en su defensa y aumentar la ofensiva,
seguramente la mayor parte de los golems se dirigen en este momento a Veracruz,
o ya se encuentran hay y se está librando una batalla feroz…
Sea lo que sea que esté sucediendo, sea
suerte o no, siguen a salvo, y hay que aprovecharlo mientras aún se tenga.
-¡Mirad!,
¿Acaso eso es una rama?
-Parece que
los golems no han estado en esta zona por mucho tiempo, estamos en buen camino
por el momento. Sigamos.
Siguieron avanzando, con la seguridad de que
nada estaba mal, se encontraban cerca del castillo de Darlian, su objetivo
estaba cerca, posicionarse cerca de la montaña de Darlian, enco0ntrar de entre
la cadena de montañas el mejor lugar para un ataque con los arqueros, esperando
el momento justo para ello, y la mejor posición es la montaña del lado oeste de
Darlian donde hay un pequeño altiplano, donde la vista es clara, y es posible
observar los palacios del castillo a distancia, además de estar lo suficientemente
cerca los muros, por lo que será posible alzar un ataque de infantería, pero
habrá que esperar el momento oportuno para dar dicho ataque.
Más ramas se extienden por los alrededores,
pareciese que la vida regresaba, como si todo el mundo se hubiese enterado de
que los reinos elfo se encontraran en peligro de extinguir y la naturaleza
empezase a reclamar sus tierras, poco a poco, la roca se veía invadida por las
ramas y el musgo, coloreando las rocas con el latente tono de la vida, esta
tierra negra y gris se iluminaba con tonalidades verdosas, y la luz del sol
creaba reflejada en las ramas brillo y dulzura en este mundo de roca.
¡Crash!
La tropa voltio en dirección en el que
provenía el ruido, justo al lado opuesto de donde se dirigían. Un sonido
tronador sonó a lo lejos, roca contra roca, dos cuerpos realmente grandes han
colacionado entre ambos, proveniente de algún
lugar fuera del área de visión del pelotón, un muro de rocas les impedía
ver más allá y posiblemente, ese mismo muro los mantiene a salvo de aquello que
haya causado el estruendo por colisión.
-Lo mejor
será alejarnos.
Se giró Firela para retomar el camino y
alejarse de aquello que genero ese sonido,
y de golpe la vista la desconcertó, unos ojos grandes y amarillos la
observaban, recibió el gran golpe de una ola de hierba y ramas que la empujan y
azotan contra las rocas.
Un golem, su
consistencia, su firmeza, no se parecía a la de sus hermanos, un enorme
tronco conformaba su cuerpo, tapizado en partes por enormes cantidades de musgo
y hongo, y sus brazos, más largos que sus piernas, erguido en cuatro especies
de piernas de arbusto y dos largos brazos de ramas largas brotando desde el
firme tronco, acompañados de lianas y espinas, en la sima del tronco, ramas y
lianas se entrelazaban formando una cabeza alargada, largos tramos de lianas
caen como cabello y su rostro, una feroz boca de ramas de espino se le
divisaban y sus ojos de celosía, amarillas uy brillantes, una criatura tapizada
de flores de diferentes clores y espinas brotan de las ramas, de las lianas y
del tranco de la majestuosa criatura.
Firela quedó inconsciente con el golpe, los
soldados atacaron a la bestia, pero todo daño que creaban era inservible, la
criatura regeneraba su cuerpo a gran velocidad, sus ramas golpeaban y sus
lianas estrujas los miembros y el cuerpo de sus presas, los arqueros ayudaban a
Firela alejándola del peligro.
La criatura desvió la atención sobre los
soldados y se centró en Firela, furiosa se lanzó hacia Firela, un arquero se
atravesó en su camino y detuvo al monstruo, pero a un gran precio, el arquero
fue atravesado por una espina que había brotado desde el tronco de golem, la
criatura se había vuelto un monstruo espinoso, una gran masa de hierba brotándole largas y afiladas espinas, el
arquero sangraba y la criatura se incorporó, pero antes de poder hacer algo, un
arquero le perforo un ojo, y la criatura chillo y con movimiento brusco se
alejó, los soldados estaban lastimados como para seguirlos, y tenían que
atender a un herido.
El arquero murió, la espina lo había a
travesado por completo dañando muchos de sus órganos vitales, era inevitable su
muerte, Firela despertó de su estado de coma y al enterarse de la perdida, se
decepcionó, su objetivo era proteger a los arqueros, y fue lo contrario, los
soldados estaban heridos y era necesario un descanso, llegarían a su destino en
tres días, si es que no se topaban con más golems.
Úrdan sabía que Gael trataría de atacar con sigilo,
el golem árbol había sido un éxito, los arqueros de Gael piensan flanquear el
castillo y Úrdan se asegurara de que su posición no sea un problema, son pocos
días como para movilizar un ejército grande con rapidez, los golems se dirigen
con los caballeros hacia Vercaruz, y solo los golems del lado oeste del reino
se mantendrán protegiendo el reino, Úrdan sabe dónde van a atacar, y no será
mucha molestia bloquearles su ofensiva.
Capítulo 3: Guerra
Vercaruz se prepara para el ataque de Úrdan,
sus arqueros, su principal defensa están armados y listos, y su infantería está dispuesta sacrificar su vida por su rey
esperando el momento de la verdad, los buques que permanecen atentos en dado
caso que hubiese un ataque por mar en las costas.
Las costas, donde los pesqueros y los civiles
disfrutan de las ricas aguas de la costa y sus riquezas naturales, ahora estaba
repleto de barcos de guerra, y el azulado mar se tornó obscura, como si se
hubiese desanimado al desaparecer la paz de su costa.
La calmada
costa se agito, y a la distancia, del mar emergía algo enorme…
Corales,
colosales estructuras de coral emergían desde el fondo del mar, arrecifes de
coral andantes que se dirigen a la costa de Vercaruz, criaturas sin forma que
se mueven por las aguas y acercándose poco a poco, sus cuerpos son más
monstruosos al conocer su gran altura que había sido escondida por la
profundidad del mar, los cañones resonaban, y uno a uno, fueron cayendo los
golems de coral, sin embargo eran demasiados, y al llegar a los buques, las
pérdidas fueron aumentando por ambos bandos, los cañones del reino estaría
destinados a defender la costa.
Grandes
olas azotaron los muelles, y los golems empezaron a atacar al catillo lanzando
rocas y grandes trozos de sus aliados caídos y destrozados por las balas de
cañón, el castillo no sufría daños, pero intervenían a los arqueros, y tuvieron
que retirarse a zonas seguras, disminuyendo las defensas arqueras del castillo,
Úrdan logro su objetivo con los golems, que mantenían la distancia del muelle,
pero impedían que los arqueros aprovecharan al máximo su potencial.
Firela y
sus tropas se encontraban en el altiplano, un día más de lo esperado, los
golems atacaron durante el viaje y hubo otras perdidas, varios soldados cayeron
junto pero la posición de los golems era poco eficiente, varios golems quedaron
atrapados con un derrumbe provocado por sus bruscos movimientos, otorgándoles a
Firela mayor movilidad y un poco de despreocupación, solo quedaban cuatro días,
y la guerra estaba a punto de llegar al clímax.
El castillo de Úrdan estaba cambiando, el rey
está desesperado y está abriéndose paso bruscamente por su reino.
Eran necesarios algunos sacrificios, el reino
custodiado por rocas a lenta el paso de las tropas de Úrdan, y tenía prisa, se
abrió paso con la rudeza de los golems, arrasando con todo lo que se les
atravesaba en su camino, torres de roca caían y eran alejadas para abrirle paso
al batallón, será necesario un ataque directo al castillo de Vercaruz, no había
otra opción, además, sus arqueros no estaban en óptimas condiciones de pelea
debido a los golems de coral.
Pero, a pesar de que se cubriera del ataque
directo de los arqueros de Gael, la infantería liderada por Firela no había
sido prevista por el rey de las montañas, el rey había desmoronado físicamente
su reino y eso afectaría su protección. Pero, para aprovecharlo, habría que abrir más el camino
y eso significaría, liberar a los golems que habían quedado atrapados, había
que derribar algunas rocas para adentrarse directamente al castillo de Úrdan.
Úrdan tiene sus golems, pero Gael también
tiene sus criaturas, pequeños duendes de tierra que los arqueros llevaban
cargando en cajas de hierro forjado por los enanos sobre sus espaldas, las
cajas son lo suficientemente resistentes como para retener a los duendes e
impedir que utilicen sus garras, ya que solo es posible lidiar con ellos con
trueques, su libertad, por su servicio.
Estos duendes habitan cerca de las costas de
Vercaruz, y sus potentes garras son capaces de romper y desgarrar cualquier
material, incluso la roca, por ello, desde un principio Vercaruz fue creado con
magia, para que sus muros fueran inmensamente resistentes, y los duendes no
toleran la magia, por ello Vercaruz es un imperio altamente resistente.
Los duendes son fieles a los tratos, y
aceptaron derrumbar algunas rocas por su libertad, al soltarlos, los duendes
hicieron su trabajo, se adentraron en las montañas hasta llegar a su objetivo,
la base de grandes torres cercanas al castillo para crear un puente hacia la
muralla de Darlian, escarbarían la roca para aumentar la visión del altiplano
cayendo y creando camino hacia el castillo, así no tendrían que bajar con
lentitud por las empinadas montañas y no perder tiempo, y los arqueros aumentar su visión, pero el ruido de la roca
alerta a los golems, y es cuestión de tiempo para que lleguen al altiplano.
Será mejor que los duendes se den prisa con su tarea, quedan solo dos días.
El temeroso sonido de la guerra
aproximándose, el cuerno de guerra, retumbando sonido, dando bienvenida los
dioses de la muerte y de la guerra, que los mortales están hambrientos de
sangre, la infantería presente con sus espadas y hachas, arqueros y ballesteros
con flecha en mano, criaturas de piedra dispuestas a desmoronar sus presas, y
la maquinaria dispuesta a triturar muros y saciar la sed de sangre a gran
escala, arietes, catapultas, guerreros, caballeros, golems. La muerte está
cerca.
Capítulo 4: Reloj de sangre
Rocas caían desde lo alto de los riscos y
las montañas, las grandes torres caían en efecto domino, una a una, abriéndose
camino hasta el castillo de Darlian, la roca que había sido el mejor aliado de
Darlian, al final se convertiría en una traidora.
El primer golem en aparecer, aquel golem que
los en busco, aquel que les causo una baja y los dejo indefensos. El golem de
lianas y ramas había regresado. Estaban cerca de su objetivo, y era necesario
mantener a los arqueros con vida para la batalla final.
Los últimos trozos de roca cayeron, y estos
fueron los decisivos, Úrdan regreso a estar indefenso, las ultimas rocas,
cayeron directamente desde lo más alto de la montaña donde reposa Darlian, una
avalancha de roca callo sobre el reino, y desmorono los muros vitales de
Darlian.
Miles de hombres murieron con la colisión de
los muros y Úrdan, empezó a preocuparse, sus defensas eran inútiles, muchos
muertos y heridos, debía terminar cuanto antes con su enemigo, aquel que había
sido su amigo por tantos años, habría que matarlo.
Alejado de cualquier interrupción, el mago
Ariel se concentraba en su esfera de cristal, observando y manipulando a sus
obras de arte en vida, los golems de piedra y de coral que lanzaban pesadas
rocas contra los muros de Vercaruz, el golem de lianas y ramas que bloqueaba el
paso a los arqueros, y a los golems de piedra que se aproximaban a apoyar las
defensas de Darlian.
-Ariel,
cambio de planes, es momento de que demos el gran golpe.
Ariel dejo a un lado la esfera de cristal, y
sin decir palabra se añejo de su señor, dirigiéndose hacia lo más alto de la
montaña, era el momento de invocar el arma secreta del rey.
La infantería empezó a avanzar, evadiendo las
murallas con los puentes creados por las viejas y derrumbadas torres que les
servían de puente, no eran muchos, pero los de Darlian tampoco lo eran, Úrdan
estaba convencido de que no habría que preocuparse de la pequeña tropa de Gael,
por lo que envió a la mayor parte de sus tropas a devastar Vercaruz sin
problemas. Pero se equivocó y está desesperado. Sus tropas estaban lejos, y no
tenía nada que lo protegiese, lo único que tiene son sus golems, muchos golems.
Los arqueros se posicionaron, y Firela estaba
lista para el ataque final, esperando el momento adecuado abriéndose paso la
élite de caballeros de Gael hasta el gran castillo y dejar frágil a su rey. Los
golems de piedra habían llegado, y con ellos el golem de lianas, y Firela,
quería la revancha.
Las columnas y las murallas de Vercaruz, poco
a poco cedían, era demasiado, los golems de coral ya no eran problema, su
mayoría habían caído, pero aún era arriesgado posicionarse los arqueros en
aquel estado, caballeros caían en ambos bandos, enanos, elfos, humanos, golems,
gnomos, sangre derramada de muchas especies, las catapultas y los arietes,
combatiendo contra las flechas de fuego, los cañones y ballestas gigantes,
jabalinas y flechas atravesando hombres, el filo de las hachas, las espadas y
las dagas desgarrando carne y alimentándose de sangre, una masacre dentro y
fuera del reino de Gael.
Sus imponentes golems eran increíblemente
resistentes, algo les daba poder e inteligencia, era increíble la creatividad y
la inteligencia de esos seres sin cerebro, el mago de Úrdan los manipula.
Era el amanecer, el último día de vida para
los reyes si no muere uno primero, la locura afecta a las personas, y el miedo
y la desesperación, son un buen motivo para enloquecer y hacer estupideces.
Los golems caen, los de coral, los de piedra,
caen de manera precipitada, ya no son tan duros como antes, ya no son tan
listos como antes, algo no va bien, Gael presiente que algo va a pasar, ¿Pero
qué?.
La élite se adentra en el castillo custodiado
por montañas, arrasando poco a poco a sus enemigos, adentrándose al corazón de
la bestia, avanzando bajo la protección de los arqueos, pero en un movimiento
en falso, cayeron en una trampa, sobre ellos callo un muro, provocado por un
golem, los soldados lo evadieron, pero se desviaron del camino y ahora estaban
solos. Los golems emboscaron a la tropa, una docena los atrapo, estaban
rodeados, era in evitable.
La elite callo, uno por uno, al igual que los
golems, sin embargo, lograron que Úrdan estuviera al borde de la muerte, sin
protección, sin golems a su lado, sin
guerreros… Ariel es su única esperanza, debe matar a Gael antes de que caigan
los golems del altiplano combatiendo con los arqueros.
Firela combatía con furia, sin descanso, sin
detenerse, los golems atacaban sin piedad, y sin la ventaja que habían obtenido
cuando estaban frágiles y heridos, ni la ventaja de una emboscada, la pelea era
pareja, los movimientos de los golems de piedra, eran sumamente lentos y era
difícil encestar un buen golpe a los elfos que son sumamente agiles, pero no
era suficiente como para concentrar sus flechas en el castillo, pues aún estaba
presente el golem que les había dado tantos problemas. El golem de lianas
estaba furioso, y dispuesto a todo para proteger al amo de su creador, olas de
hierba se abalanzaban en los elfos de arco, y Firela hacia lo posible para
retenerlos.
Lo único que se interponía entre el objetivo,
un ser frágil atrapado entre rocas, y los arqueros, era la colosal figura de
hierba que se movía devastadora y destructivamente en el campo de combate.
La sangre corría por todo Vercaruz, los
cuerpos se podrían mientras los últimos soldados luchaban, parece ser que la
victoria para Gael estaba cerca, los Golems de coral seguían luchando contra
las embarcaciones, y Galban, se adentraba en el castillo con una gran tropa,
desgarrando el cuello de sus enemigos, arrasaba y avanzaba hasta el pasillo del
rey.
Las altas puertas del salón principal se
abren con el golpe tronador de un ariete de mano, Galban y sus hombres se
adentraron al salón acorazados con el caparazón de un ariete desmoronado,
flechas de fuego trataban de quemar la coraza, pero fue imposible, los arietes
había sido creados para soportar ese tipo de ataques, lento, pesado, pero
eficiente al momento de tumbar muros. El ariete impulsado por elfos se detuvo
ante la silla imperial, donde reposa su rey, Gael.
-¿Quién lo
diría Galban?, al final mando a su mejor hombre para matar a su hermano.
-La
hermandad se terminó hace ya diez días, cuando mandaste a asesinar a mi rey,
eres un traidor Gael, Úrdan no tiene por qué mostrar la cara ante un traidor
como tú.
-Eso es lo
que yo le digo a él. Estas equivocado Galban, el único traidor aquí es tu rey,
y les ha mentido para que me mataran, el me mando asesinar por un asesino de
oriente.
-Mentiras,
yo mismo mate a ese asesino que tu mandaste para que mataran a mi rey.
-Yo no hice
tal acto.
-Halla lo
que halla sido, ya no hay vuelta atrás, se ha de terminar esta historia tal y
como empezó.
-De
acuerdo, si es lo que deseas.
-Un
combate, tú y yo.
-Me parece
justo. Des hazte de ese caparazón, mis hombres no aran nada y los tuyos
tampoco. No he de perder mi honor por unas mentiras.
La gran espada doble de Galban, relucía en su
más importante batalla, portada por la mano que la ha acompañado durante tantos
años derramando sangre y la espada de plata forjada por el mejor herrero de
Vercaruz, portada por su rey.
Las espadas chocaron, metal contra metal,
elfo contra elfo, un general contra un rey, Gael era hábil con la espada, ha
practicado el esgrima desde su infancia, siempre ha sido un excelente
espadachín, pero su adversario, tiene la experiencia de haber derramado más
sangre con el arte de la espada que las prácticas de un rey con su padre en los
jardines de lirios, azucenas y narcisos.
La experiencia del guerrero y la hábil espada
de un rey experimentado, es una batalla dura, Galban sin embargo, consigue
rápidamente la ventaja, los dos se encontraban parejos, pero Galban consiguió encestar
en la pierna izquierda del rey, perdiendo el equilibrio, y cayendo sobre el
piso de mármol del gran salón de altas columnas.
La espada doble se cruzó sobre el cuello del
rey, Gael estaba desprotegido, los arqueros estaban listos para actuar, pero el
rey los detuvo con la mano.
-¡No!, no
seré un cobarde como Úrdan. Galban, tendrás el orgullo de derrocar uno de los
imperios elfos, has ganado, y acepto mi derrota.
Galban tomo un poco de aire, y se giró hacia
un objeto que había caído al momento de caer su portador, el rey. Una daga,
pero no cualquier daga, era una daga con el símbolo del reino de las montañas,
Darlian.
-¿Qué es
eso?, ¿De dónde lo sacaste?
-Esla daga
del asesino, la tengo conmigo desde el primer momento en que la vi a punto de desgarrarme
el cuello. A pesar de su traición, lo conservo al tener la esperanza de que
Úrdan comprenda y acepte su error. Pero mira, Los elfos se están extinguiendo,
y es porque nosotros mismos nos estamos eliminando.
Las afiladas espadas se alejaron del cuello
del rey, Galban se alejó, y simplemente, no supo que pensar, se acercó a la
orilla del palacio, entre dos columnas, algo lo iluminaba, cuerpos, y más
cuerpos, ¿Que había hecho?, ¿Qué acababa de hacer?, ¿Atacar a su propia gente?,
¿A su propia sangre?
-Lo
lamento.
Galban dio un último paso, y terminaría en la
muerte, Galban callo desde lo alto del gran castillo, y fue el último en
tapizar las calles en piel y sangre, Galban no podía aceptar su error, y el
suicidio fue un acto de honor, o estupidez.
Todos en el salón estaban desconcertados,
nadie lo podía creer, Galban “Hoja liviana”, Galban el grande, el de imponente,
el arrasador, había muerto, muerto por la pena, muerto por la decepción, muerto
por que no podía aceptar el hecho de haber matado a gente sin culpa, el darse
cuenta de lo obscuro que fue en vida, y estando muerto, no causaría más daño a
este mundo, o es lo que pensaba.
Algo se
escuchaba a lo lejos, un aleteo, algo se aproximaba poco a poco.
Sonó unos crujidos y el castillo tembló, era
como si se aproximase un terremoto, o alguna otra catástrofe natural, algo
agitaba el castillo, de repente, el piso se derrumbó los soldados, los
arqueros, el rey, todos cayeron. El castillo se estaba derribando, las
columnas, las murallas, ya no resistían más.
Los golems de coral encestaron una lluvia de
rocas sobre el castillo, todos a la vez, y eso causo un fuerte daño al
castillo, sin embargo fue un sacrificio, pues los golems cayeron con el sonar
de los cañones al estar al estar indefensos, con los brazos alzados, muchos
soldados y arqueros quedaron atrapados entre los escombros, el castillo seguía
en pie, pero en graves condiciones, solo habían caído hacia el piso inferior,
pero era seguro que las columnas restantes no aguantarían por mucho.
Gael se incorporó con pesadez, al parecer quedo
ileso del derrumbe, pero su pierna lastimada, aun le causa problemas, y le
seguirá causando, y ahorita más que nada, debe empezar a correr. A lo lejos,
ese aleteo, ese sonido, era de un dragón.
A la vista del rey, un enorme dragón se
acercaba con una figura en su lomo. El dragón era blanco, y a la luz del sol,
sus escamas brillaban como perla y a la vez se tornaba rojizo, pues el
anochecer estaba cerca, el crepúsculo empezaba dar bienvenida a la obscuridad
de la noche.
Capítulo 5: Dragón
Gael con la pesadez de su pierna, se alejó de
lo que quedaba de la ventana, tratando de cubrirse con los escombros. Logro
escalar la pila de escombros, y se dirigió a los pisos inferiores, debía salir
de ahí, ocultarse, enfrentar a un dragón sin arma y con una pierna herida, era
algo suicida, y no piensa seguir el ejemplo de Galban.
Montado, Ariel orientaba a la imponente
bestia, un dragón liviano y delgado como una serpiente que no tuvo problemas
para pasar por los escombros y dirigirse a las demás habitaciones, ¿Por qué los
reyes les gusta hacer puertas tan grandes?, parece que quieren darle la
bienvenida a monstruos gigantes antes de matarlos. La casería ha empezado.
Columnas y más columnas, será un juego de escondidas, ¿Cuánto durara Gael sin
ser descubierto?
Las pisadas del dragón se acercaban, Gael no
podría llegar a los pisos inferiores a tiempo, además, las escondidas no serían
efectivas en los pisos inferiores donde hay escases de columnas, una base
rígida es importante en cualquier estructura, además, los arqueros no sirven de
mucho en los pisos inferiores, por ello solo los pisos superiores contaban de
estructuras en columna.
Se encontraban en piso enorme, no había mucha
decoración en el castillo de Vercaruz, las columnas no son buena opción para
ordenarlos con cuadros o trofeos y reliquias, sin embargo, cuenta con muchas
escaleras, disminuyen el vacío que tiene esta estructura poco eficiente para el
adorno, pero la arquitectura del reino sin embargo, aún era majestuosa por su
increíble diseño.
El dragón exhalaba con fuerza, el olor a humo
se extendía por el lugar a pesar de la ventilación que otorga una estructura de
columnas, el dragón tenía grandes pulmones, y los suficientemente potentes para
invocar las llamas desde su hocico.
Lentamente Gael se arrastró por las escaleras,
procurando ser silencioso y evitando la vista del dragón y de Ariel, que también
buscaba desde el lomo del dragón, Gael consiguió subir al siguiente piso sin
problema, al parecer las columnas son muy eficientes para jugar con dragones a
las escondidas.
Ariel empezó a notar que la busqueda se
demoraba, habría que ayudar al dragón a encontrar su presa, el mago ordeno a su
dragón que regresara por donde había llegado, al piso donde los soldados y los
arqueros se encontraban sepultados en ruinas.
Gael consiguió una espada y un pañuelo que
utilizó para amarrar la herida, bueno, al menos algo va bien, Gael siguió
subiendo los pisos superiores, su pierna empezaba a recuperar fuerza, pero aun
así necesitaba reposar de ves en ves.
Eran ya los últimos pisos, las columnas no
habían sufrido mucho daño, perfecto para mantenerse una persecución, de pronto,
una flama inundo el piso, y Gael consiguió cubrirse en una columna a tiempo. El
dragón estaba de regreso.
-No pierdas
tus cosas, menos cuando un lobo puede rastrear tu aroma con tus cosas -Ariel
lanzo la daga que había tenido durante tanto tiempo del asesino de Úrdan- Ahora
no intentes esconderte.
El dragón rugió, y se abalanzo hacia la
columna donde se encontraba Gael, que corrió deprisa para esquivar al dragón,
Gael sufría, el dolor de la pierna lo enloquecía, pero era su pierna, o su
vida, el dragón lo perseguía, y con su potente cuerpo, derrumbo algunas
columnas.
Gael corría por su vida, cubriéndose del
fuego mortal que exhalaba su cazador, y sus imponentes garras, sin embargo, su
pierna no resistió mas, callo y se rompió la pierna, ya le era imposible
mantenerse en pie, y el dragón, estaba listo para encestar el golpe final.
-Vaya que
eres un elfo difícil de matar. Un asesino, un general, y ahora, el tercer
cazador obtuvo la victoria.
El dragón se abalanzo hacia Gael, y lo único
que pudo hacer Gael, fue cubrirse, ya no se podía pelear más. Había terminado
todo.
¿Ya estoy muerto?
Gael abrió los ojos y se descubrió el rostro
de los brazos, el feroz dragón, ahora era solo una piedra, y su jineta también,
Firela y los arqueros lo consiguieron.
Pero a un
alto precio.
Firela dio
su vida, se sacrificó para que los arqueros encestaran a su objetivo. Durante
la batalla, Firela se lanzó sobre el golem de lianas fue un acto suicida, pero
fue para distraerlo y encestarle una flecha en llamas, la criatura atravesó a
Firela con sus espinas, y Firela se lo llevó con sigo, al abismo de la muerte.
La sangre
de un rey y de una gran general se derramaba en las montañas. Úrdan está muero,
atravesado por una flecha en su corazón. La guerra. Termino.
Capítulo 6: Final
El fuego sobre la chimenea, calentaba y
acogía la lujosa propiedad de los Vega, una familia rica y poderosa, enfrente
de las llamas, se encuentra una pequeña mesa, una común y corriente, una mesa
que adorna las salas y sirven para unir a las personas que se encuentren a su
alrededor, reposando en cómodos y lujosos muebles.
Un alfil negro dirigía su ataque hacia el rey
blanco, sin protección, con una cadena de peones fuera de su alcance, sin pieza
aliada a su disposición para defenderse, el rey blanco estaba acabado, mientras
que el rey negro, desesperado, se cubría de los ataques de la reina blanca en
su fortaleza de peones, las piezas negras han triunfado, sobre un tablero de
sesentaicuatro casillas de colores blanco y negro intercalados.
Un tablero de ajedrez y a su la un reloj de arena a punto de soltar
sus últimos granos de arena de su lado superior. Los dos contrincantes se
dieron la mano, símbolo de gratitud y de respeto, amigos y hermanos de toda la
vida, que desde pequeños han sido apasionados de este excitante juego.
Un regalo que su padre les había otorgado
hacía ya unos años, y con ella, miles de historias han emergido.
Y ¿Tú que dices?, ¿Quieres unirte a estas
aventuras?, ¿ahora qué será?, ¿Una guerra mundial?, ¿Pistoleros en el viejo
oeste?, simplemente le llamaremos. Juego de ajedrez.
Prólogo
Estoy orgulloso de esta obra, mi primera
obra. Trabaje mucho para lograr este trabajo, la forma en la que fue redactada
tiene sus razones, la historia fue creada con una partida de ajedrez que yo
mismo tuve, desde pequeño, he sido un apasionado por las artes, y el ajedrez,
es un deporte, es una ciencia, y también, un arte, no solo debes tener
conocimientos, ser inteligente, conocer teoría en el ajedrez, algo esencial en
este juego, es la capacidad de imaginar.
Tal vez exagere algunas cuestiones,
presenciaron lo que todo ajedrecista siente en cada partida de ajedrez, esa
interrogativa sobre lo que está planeando tu contrincante, sobre como atacar a
tu enemigo, tus defensas, es lo interesante de este juego, y es por ello que les
entrego esta obra, una visión de un jugador de ajedrez, el mundo del ajedrez.
Les
agradezco el que hayan leído mi humilde obra, y a mi abuelo, quien fue el que
me enseño y demostró el arte del ajedrez.
Participante 0015 – Axel