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domingo, 21 de agosto de 2011

La Mejor Maestra... (Parte 2)


Hoy usted olió como mi mamá...

-“Sra. Thompson, hoy usted olió como mi mamá solía hacerlo”.

Después de que los niños se fueron ella lloró por lo menos durante una hora. Desde ese día ella renunció a enseñar solo lectura, escritura y aritmética. En su lugar, ella comenzó a enseñar valores, sentimientos y principios a los niños.

La Sra. Thompson le tomó especial atención a Jim. A medida que trabajaba con él, su mente parecía volver a la vida. Mientras más lo motivaba, más rápido respondía. Al final del año, Jim se había convertido en uno de los niños más listos de la clase y a pesar de su mentira de que ella quería a todos los niños por igual, Jim se volvió uno de sus consentidos.

Un año después, ella encontró una nota de Jim debajo de la puerta del salón, diciéndole que ella era la mejor maestra que había tenido en su vida.

Pasaron seis años antes de que recibiera otra nota de Jim. Él entonces le escribió que ya había terminado la preparatoria, había obtenido el tercer lugar de su clase y que ella todavía era la mejor maestra que había tenido en su vida.

Cuatro años después, recibió otra carta, diciéndole que no importaba que en ocasiones las cosas habían estado duras, él había permanecido en la escuela y pronto se graduaría de la Universidad con los máximos honores. Y le aseguró que la Sra. Thompson que ella era aún la mejor maestra que él había tenido en toda su vida.

Dr. James F. Stoddard, M.B.
Luego pasaron otros cuatro años, y llegó otra carta. Esta vez le explicó que después de haber recibido su título universitario, él decidió ir un poco más allá. Y le volvió a reiterar que ella era aún la mejor maestra que él había tenido en toda su vida. Sólo que ahora su nombre era más largo y la carta estaba firmado por el Dr. James F. Stoddard, M.B.

El tiempo siguió su marcha y en una carta posterior Jim le decía que había conocido a una chica y que se iba a casar. Le explicó que su padre había muerto hacia 2 años, le preguntó si accedía a sentarse en el lugar que normalmente está reservado para la mamá del novio. Por su puesto que ella accedió. Para el día de la boda usó aquel brazalete con varias piedras faltantes y se aseguró de usar el mismo perfume que le recordó a Jim a su mamá la última Navidad.
Muchas gracias por hacerme sentir importante

Ellos se abrazaron y el Dr. Stoddard susurró al oído de la Sra. Thompson:

-“Gracias Sra. Thompson por creer en mí. Muchas gracias por hacerme sentir importante y por enseñarme que yo podía hacer la diferencia”.

La Sra. Thompson, con lágrimas en sus ojos, le susurró de vuelta diciéndole:

-“Jim, tú estás equivocado. Tú fuiste el que me enseñó que yo podría hacer la diferencia. No sabía cómo enseñar hasta que te conocí”.

Las experiencias que tenemos a lo largo de nuestras vidas (Sean buena o malas) marcan lo que somos en la actualidad, no juzgues a las personas sin saber qué es lo que hay detrás de ellas, dales siempre una oportunidad de cambiar tu vida.

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