El Lobo Enamorado - The Black Cat |
Así pasó el tiempo y cada año se veían y pasaban días en el bosque, hasta que un hombre, el cazador que buscaba al lobo hace tiempo atrás, lo volvió a encontrar, pero esta vez, con una hermosa mujer, aquella mujer con la piel pálida y labios rojizos, de quien el cabello castaño bajaba como casacada por sus hombros, el lobo al fin parecía tranquilo, pero el cazador, no. Regresando al pueblo grito y vocifero que había una bruja en el pueblo, una "domadora de lobos", que podía cambiar de forma y transformarse en otro lobo igual de aterrador. 'si no me creen, véanlo ustedes mismos, esta en el bosque con el lobo gris, su amante, aquel que nos ha aterrado por años, por siglos.' grito iracundo. Algunos excepticos prefirieron no ir a ver, pero la mayor parte de los habitantes de aquel lugar sentían curiosidad, morbo, ganas de verlo con sus propios ojos, el Cazador los llevó a donde estaban, el lobo arrullado en los pies de aquella hermosa mujer que cantaba una melodia lenta y suave, mientras bordaba hilo de lino entre flores frescas, al verlos, la gente se indigno, y empezaron a gritar haciendo que el lobo despertase sobresaltado y en un intento de proteger a su amada, se puso frente a ella y gruño a quien tratase de acercarse, pero el cazado no era tonto, sabría que algo así pasaría y desenfundo su arma, pero no espero que aquella mujer se pusiera frente a la bala que sería para aquel lobo viejo y gris, la gente se asusto por el disparo, algunos corrieron y otros no supieron que pasó, mientras la mujer, la amada, desangraba en el suelo sin nadie que pudiese ayudarla, el lobo chocando su hocico en su mejilla trataba de animarla, pero ella no reaccionaba, tan solo se limitó a sonreír, y acariciar por última vez el hocico del lobo, segundos después, murió y el lobo lo entendió.
Miró al cazador que quedó en shock al ver a la mujer morir por su propia mano, no dudó en ningún momento y de un salto cayó sobre el, empujando lo hacía atrás y haciéndolo caer al suelo, lo mordió y araño tantas veces como para matarlo, la gente se había dispersado, ido, o al menos, alejado. Con el hocico lleno de sangre, movió la mano de su amada, aquel gesto que solía tener, jamás volvería a pasar, y el lobo, aullo amargamente, lloró, y por final, se acurruco junto al cuerpo de la mujer que conoció aquel fatídico día, pasaron un par de días para que el lobo volviera a estar en sus cabales, observó la luna desde el punto más alto del bosque, y cantó una amarga melodia a la luna, pues la luna se asemejaba a la belleza de quien alguna vez amo, sentía que ella estaría ahí, así que aulló aún más fuerte cada vez y a su canto se unieron aquellos que conocían el dolor de su pena, el dolor de su canto.
Participante 0001 – The Black Cat