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viernes, 20 de abril de 2018

Escrito 0017 - Puedes estar tranquilo

Escrito 0017 - Puedes estar tranquilo - El gaTo krloS 
Hoy desperté más fuerte, más desprendido de su recuerdo, de su calor, y su inconfundible olor. Quiero hacerlo todo, salir en bici a las calles y rodar feliz, sentir la libertad que otorga el viento, esa de no importarle a nadie, ni el lugar donde estés, ni de tener que regresar a casa pronto, porque alguien me espera.

Le buscaba porque no concebía un mejor lugar que su regazo, una sensación mejor que sus tersas piernas sobre mis caderas, una más placentera que la de tocar sus manos frescas de sudor provocado por los nervios (así no le gustara), no concebía la calma ni las ganas que desataba su olor en mí; hechizante, provocador. Además, creía que el amor se media según la temperatura de los pies; estaba equivocado; algunas noches, sentí que se caían mis dedos de lo congelados que estaban, y no sabía porque, si, aún la amaba...

Hay momentos en que mi subconsciente le llama, de la nada aparece, como si fuese parte de mi ser, y caigo en la cuenta de que estuvo en mis planes muchas lunas, y algo se ha de quedar grabado. Dolorosamente naufrago en la espesa niebla de su recuerdo ponzoñoso, deliro, la veo de reojo y su silueta desaparece tan rápido como mis ojos se mueven, sus gestos poseen los de otros rostros, veo la lumbre de sus grandes ojos y me aparta del presente. Es egoísta, incluso en mi mente desea toda la atención, la acapara.

Percibo ciertos síntomas de esquizofrenia, manifestándose como un delirio erotómano incesante, con alucinaciones recurrentes, tan certeras que, veo los muebles, el color de las sabanas, de las cobijas y el de sus medias. La opacidad de las paredes, me transportan a esa ocasión, y quedo desconectado, como en el preámbulo de la depresión; sin ganas de nada, solo de pensarle.

Creer que fui un cobarde, que los seres humanos estamos llenos de defectos y tenemos que acostumbrarnos a ellos, que debemos sufrir a diario, porque así es el juego del amor… un día de magia por cientos de pesadumbre, ¿Es necesario que nuestro mundo transmute, no sea redondo si no en forma humana? ¿Que los sueños se aplacen por perecer en el calor de otro cuerpo, que el tiempo se reduzca a ello? ¿a su compañía, a complacerle, a suplir lo que esté en nuestro alcance?

He llegado a muchas conclusiones a lo largo de mi corta vida, y, entre ellas, la pasión tiene connotaciones diferentes según cada quien; cuando uno se entrega nada más que a las pasiones carnales, al amor no reciproco, no correspondido, es causal de desorientación, nos pierde a sí mismo, nos aleja de los sueños; pues a estos no se llega si no es con sacrificio, ahínco y mucho, pero mucho tiempo de soledad, aunque, no caería, nada mal ¡algo de apoyo! Compartir la quietud inquebrantable del proceso creativo. Para nadie es un secreto que el arte es uno de los trabajos más desagradecidos, y, a su vez, de los rudos, de los que más exige a su empleado: jornadas de doce horas, de dieciocho, hasta materializar, plasmar lo anhelado, parir la idea, y, de pago; recibir sonrisas, gracias, adelantos de suspiros y bonos de cariño, canjeables por satisfacción, por un sentido que nos reafirma y hace más amable vivir, nos muestra la magia de la que estamos hechos.

No es de ocultar que, en las masas llenas de estereotipos, de avaricia, de indiferencia; abunda cierto temor en la mayoría de sus habitantes, cierto desespero, ¡así se niegue rotundamente! Es el miedo a estar solos, a ser amigos de la soledad y deleitarnos en ella, en la tranquilidad de sí mismos.

Si fuésemos ciegos, sin excepción, más del 80% de las personas que andan soñando con una pareja; con seguridad la tendrían, personas maravillosas sin importar su condición física; si es gordo, si es calvo, la simetría de su rostro, ni mucho menos su forma de vestir, aunque en este caso, podríamos ser todos ciegos y a la vez, abolir el capitalismo, de paso nos desprendemos de las clases sociales. Cualquier hombre de dientes chuecos, enjuto y poco agraciado, tendría la misma oportunidad que otros frente a una rubia despampanante, o una morena de ojos miel, o muchas de las que hoy en día se consideran unas bellezas, y viceversa.

¿Qué pasa con los malos días, a donde se van? Siendo estos la mayoría en el calendario, ¿porque no viene a mi mente la exigua pasión, el desgano, los frecuentes rechazos, sino la lujuria arrolladora de los primeros abriles? ¿Por qué me empeño en creer en eufemismos? Como si no lo hubiésemos intentado, ¡pero claro! La reconciliación, recarga energías, dibuja nuevos y bellos horizontes, es veraz porque en el mejor de los casos, luego de un tiempo se conoce al otro; sus gustos, el lenguaje de su cuerpo, de sus muecas. Así que, con poco esfuerzo se le da lo que quiere, mas es de sensibles darse cuenta, si lo hace con amor, o por compromiso, por el deber de hacer la parte que corresponde, y así liberar la conciencia.

Ya estoy harto de hablar de lo obvio, a continuación, mi última conclusión antes de que borre todo el texto:

El compañero de viaje debe ser tan libre como tú, debe tener sueños, pasiones que no cambie, así haya estado en varias partes, con varias parejas, luego de haber fracasado una docena de veces, debe luchar por servir, por bastarse así mismo, por evolucionar, con derecho a caer, a errar, el humano no es perfecto y tiende a caer para luego aprender... No hallarás a la persona perfecta, pero si a muchas que te amen con el mogollón de defectos a tu espalda, por ser quién eres, porque en el silencio y en las charlas hay un deleite similar y sin igual, irremplazable, alguien que haga el mérito sin compromisos en medio, de merecer y disfrutar tu cuerpo y de exprimir tu cerebro.

Si es el complemento, realmente habrá un crecimiento mutuo, pues uno no se estanca y crece el otro, al contrario, sucede al tiempo; para bien o para mal, si hay distancias o no, el amor no decrece por un par de meses, se mantiene, es libre, no posee, y por ende no hace sufrir...

Debes tener cuidado, debes diferenciar si extrañas sus palabras, su silencio, sus diferencias, sus intentos de consejos, su cerebro, o más bien lo que añoras es su cuerpo; las noches en que el sudor cometía un despojo delicioso. Si luego de un buen debate le recuerdas por la segunda; puedes estar envuelto en un apego y capricho tremendo: a la carne, a sus huesos, a la tibieza de sus entrañas. Puedes estar tranquilo, duele ¡sí! Mas no tarda tanto en sanar como el amor por un cerebro, por alguien suculento en conceptos y fogoso en sus movimientos.

¿Y si fuésemos todos ciegos? Habría más amor que aburrimiento...

Participante 0017 - El gaTo krloS                   

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