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domingo, 31 de marzo de 2013

Historia 0011 – Un Amor por el cual luchar


NUEVA OPORTUNIDAD DE AMAR

TE RECUERDO.
El viento se mueve, con la volatilidad de tu recuerdo,
miro al cielo y te recuerdo... sabes. Sin palabras, recuerdo esas miradas en silencio, esas risas y cerrar con la luz del sol mis ojos para besarte y abrirlos al terminar con la luz de la luna, el hacerle creer que estábamos perdidos a la gente desconocida, lo recuerdo, que risa. Yo me siento respiro profundamente, miro al cielo
sonrío y las estrellas atrapan y transmiten esa sonrisa solo para ti, porque lo sé, sé que yo te enseñé a decir te amo perdido en mi mirada, pero tú me enseñaste a mirar el universo y sonreír, miro el tráfico y te recuerdo, los dulces, las rosas, las cartas, los chocolates, y cositas de esas que te regale, que no se si aun están colgadas en las paredes de tu cuarto ...
Lástima aprendiste a dolerme, aprendiste a evadirme tan bien a herirme tan bien, y ahora todo es un recuerdo...tal vez un futuro…

Cierro la laptop frustrada, tengo un fuerte dolor en mi estómago, millones de cosas dan vueltas en mi cabeza; después de leer estas palabras escritas por esa persona que a cualquier chica podría poner de mal humor al escuchar su nombre no sabía que pensar, estaba tan confundida, un enorme miedo me invadía, mi última relación no había sido muy buena, a grandes rasgos habían jugado con mis sentimientos.

Me sentía con mucho temor, no podía permitir otra desilusión más en mi vida, sentía que no aguantaría, ya era mi turno de ser feliz, era mi oportunidad de cambiar y ser una mejor persona.

El tiempo transcurre, el y yo somos ese tipo de parejas que todos  envidian, me gusta nuestra relación, nuestra forma de ver el mundo es tan diferente pero al mismo tiempo tan parecida, no concordamos en muchas cosas, tenemos diferencias pero sabemos manejar cada situación que se nos presenta.

En este poco tiempo, puedo opinar que tal vez él sea el amor de mi vida, tal vez no, pero de algo estoy muy segura “es todo lo que yo buscaba”.

Nuestro tiempo juntos se va volando, es hora de regresar a nuestros deberes, yo estudio medicina en una maravillosa universidad privada, él es abogado, trabaja en un bufet reconocido, asesorado por un conocido mío; le fascina su carrera.

Ella está por concluir, le encantaría especializarse en ginecología.

Llega el momento del final del tramo “la graduación”, es una brillante estudiante por lo cual fue becada por una universidad de Houston, Texas para realizar su especialidad; difícil es abandonar una relación de la cual se llevan 6 años juntos pero para conseguir lo que se propone tiene que hacer sacrificios; habla con él y está de acuerdo tal vez le duela mucho su partida pero así es la vida.

Pasan los días y la hermosa doctora tiene que partir sus últimas palabras fueron, “pronto nos veremos amor mío” y entre sollozos le entrega una carta que decía:


Querido Joan:

Nuestro amor ha sido más fuerte que todas las tormentas que nos ha tocado vivir, es difícil ver partir a la persona que amas con todo tu ser a un lugar muy lejos, se lo que se siente, me llena de placer ver que eres un hombre realizado, que te aficiona tu carrera y que estás viendo por todo tu futuro, ahora es mi turno de ver por mí por venir, no quise decirte nada antes del viaje pero tengo dos días sabiéndolo, ESTOY ESPERANDO UN HIJO TUYO, si mi amor un bebé  que es fruto de nuestro amor, una pequeña semillita que ha ido creciendo dentro de mí, ¿recuerdas aquel día que me marié? Tú bromeaste diciéndome que si tan rápido te iba a hacer papá. Yo estaba muy pálida sufrí una serie de desmayos en algunas de mis clases hasta que llegue a la enfermería donde la doctora me confirmo que estaba embarazada, ¡es maravilloso!, esperaba que me detuvieras pero no fue así.
¡Te amo Joan!


Con amor Marie y tu pequeño bebé



El partió detrás de ella dejando todo lo que logro por ser feliz con el amor de su vida.

Participante # 11

sábado, 30 de marzo de 2013

Historia 0010 - Hasta donde el corazón te lleve

No quiero hacerte creer que esta es una historia de amor, ya sabes lo que dicen: <<no juzgues un libro por su portada>>. De cualquier manera yo sería el menos indicado para hablarte de amor, yo sería el menos indicado para contarte una historia romántica que te haga suspirar, porque yo, más que cualquier otro, nunca he visto el amor a los ojos, y no espero hacerlo, pues siempre tiene un doloroso final, un doloroso final que se da después de un <<amor eterno>> que se juró.

Yo no sabría comenzar una historia como esta, ni siquiera terminarla, pero lo intentare, y espero, que al igual que yo, tú puedas disfrutarla.

Era una fría tarde de otoño, mediados de Octubre, Alice tomaba su café en su cafetería preferida de la segunda avenida de Upper East Side, mientras lloraba en silencio, secándose las tibias lagrimas que cubrían sus mejillas, manchándola de rímel, dejándola con una apariencia lúgubre y tenebrosa.

Alice era una mujer linda, una chica de 26 años que había terminado su carrera en Diseño Gráfico con sobresaliente, de cabello rubio y piel muy blanca, de labios gruesos y ojos marrones grandes, delgada y con una expresión fácil siempre positiva, pero no ese día, ese día que parecía no estar hecho para ella, nublado y frio, con una tristeza invadiendo su alma y el maquillaje distribuido

como un payaso por todo su rostro, su novio acababa de cortar con ella hace una semana, pero la herida en su corazón palpitaba aun, estaba fresca y lo sentía estrujado.

Por otra parte, ah 30 calles de ahí se encontraba un joven conductor de taxi, un joven de cabello castaño y de 25 años, con gestos limpios y movimientos con gracia, un egresado de artes visuales que había llegado a Nueva York con la ilusión de convertirse en un gran actor en Broadway, pero sus sueños se veían detenidos por el estrés, el trabajo, el cansancio, los ensayos en una obra desconocida en Tribecca y todas las cuentas por pagar. Era un hombre atractivo, no de ese tipo de hombres que parecen que son tan guapos que nunca tendrías si quiera la oportunidad de saludarlos, pero tampoco de esos que son tan feos que llegas a desconfiar de ellos. Él era solo eso, atractivo, de cabello negro y ojos verdes, su nombre era Alan.

Él se dirigía por la segunda avenida buscando alguien que deseara su servicio mientras fumaba un cigarrillo esperando su hora de salida, mientras tanto Alice esperaba un taxi por la misma avenida, sorbiendo su café cappuccino, y ya sea por destino, coincidencia, probabilidades, por el universo conspirante, dios, o una fuerza superior, Alice tuvo la suerte de subirse al taxi de Alan, y Alan tuvo la suerte de tener a Alice por pasajera, pues sus ojos se encontraron como el hombre encontró a la poesía, por coincidencia y a la vez por necesidad, para sentir que su vida valía más de lo que esperaban, que su día estaba apenas comenzando y su suerte estaba cambiando.

<< ¿A dónde la llevo señorita?>> preguntó con nerviosismo a la chica rubia, que le miraba los ojos por el retrovisor, preguntándose donde había estado ese hombre toda su vida.

<< Hasta donde el corazón te lleve>> respondió ella en su mente, un deseo carnal la había llevado a pensar en sueños con el chico que acababa de ver, pero… ¿Quién no lo ha hecho antes?, todos hemos tenido un amor de transporte público con el que soñamos una escena utópica de cinco minutos. <<Coney Island>> dijo ella, quería que su sueño utópico durara más de cinco minutos.

“I’ll Stand by you” sonaba en la radio, una balada hermosa de The Pretenders, y una canción muy apropiada para el momento.

<<Si no es una inconveniencia, ¿Qué ha hecho llorar a esta mujer de corazón roto?>>, Alice se limpió la cara con la servilleta del café, viendo el negro de su maquillaje corrido <<como usted lo ha dicho, un corazón roto>>, Alice se rio ante lo tonto que se escuchaba el decirte “usted” al chico que parecía más joven que ella; Alan no sabía que más preguntar, solo estaba ahí, conduciendo a Coney Island, sin nada que decir a la mujer que se encontraba en su asiento trasero.

<< ¿Estudias además de trabajar…?>> le pregunto Alice <<Alan, mi nombre es Alan, y no, ya termine mi carrera, y ahora estoy en un rol en una puesta en escena en Tribecca>> le contesto rápidamente, de manera fluida y sin nerviosismo, porque no estaba preguntándole acerca de su trabajo, si no de su vida personal <<Mucho gusto Alan, yo me llamo Alice, y espero llegues a Broadway>>, le dijo mientras guardaba la servilleta en su bolsillo.

<< ¿Sabes porque el amor es tan cruel Alan? ¿Porque llegan tantos a romperte el corazón?>> soltó Alice de pronto, intentando no llorar, <<No creo que el amor sea cruel>> se encogió de hombros mientras esperaban en un semáforo en rojo, <<Vamos, ¿Nunca te han roto el corazón?>>, Alan tomo un gran respiro y pensó <<demasiadas veces, tantas que mi corazón debe estar vacío, pero nadie dijo que sería fácil>>, pero no dijo nada, solo asintió, disfrutando la música, con el volumen bajo <<Pero creo que eso se debe a que no encontramos a ese amor a primera vista del que todos hablan, ¿entiendes lo que digo?, tu alma gemela>>, el actor cambio la estación de radio <<Y dime ¿qué te pasó?>>, Alice lo miro por el retrovisor de nuevo, esos ojos deberían ser inolvidables, juraría que los soñaría por la noche, esos ojos penetrantes y deseables que envolvían su cuerpo y su alma en pétalos de rosa.

<<Él solo me dejo, dijo que ya no sentía lo mismo que antes>>, Alan quería abrazarla, abrazar a la desconocida de tal manera que no pudiera salirse de sus brazos, porque detrás de esos ojos manchados que veía por el retrovisor, veía esa alma gemela de la que todos hablaban, de la que todos presumían, de la nadie encontraba.

Habían llegado a Coney Island, Alice se bajó del auto y se perdió entre el parque, para jamás volverla a encontrar, y Alan se fue de ahí, para jamás volverlo a encontrar. Y los dos continuaron sus días con normalidad, aunque pensando en la extraña sensación que habían sentido el uno con el otro, aun a través de esa malla negra que los separaba, a través de esa vida que los separaba, esos sentimientos de desconcierto que habitaban en sus corazones.

Cualquiera diría que este es el fin, y pudieran estar en lo cierto, pero, porque contar una historia simple, una historia tan típica como la sal del mar, como la luz de un rayo, como el amor entre desconocidos. Yo no podría describir el amor de manera exacta, pero podría acercarme, tanto como para tocar el rostro de otra persona con el solo sonido de mi voz, hacer sentirle mi cálido abrazo aun estando a millas de distancia, con pocas palabras y un gesto, ¿Acaso se necesita más?
Alan había dejado un hueco en el corazón de Alice, aún más grande que el de su expareja, un hueco que solo llenaría el, en la noche más fría, con más estrellas, cuando ella parezca sola y el sol queme su cabello rubio, como si el oro se derritiera, y cuando solo el pudiese detener sus lágrimas, un hueco que un extraño había dejado en ella, y que de alguna forma se había quedado ahí.

Alice había dejado un hueco en el corazón de Alan, tan grande como una montaña o el mismo mar, que hacia necesitarla a su lado, para que él no pareciera solo, solo con la luna, brillante pero no lo suficiente como para iluminar el abismo que había en su corazón, ella se había convertido en su sol.

Alice busco por los pocos teatros de Tribecca al hombre que había robado su alma, Alan pasaba todos los días, a la misma hora, por el mismo café donde la había recogido, donde la había visto; y así tenían los dos 5 meses buscándose, pero no se encontraban, Alice ya no iba a ese café por buscarlo por las calles de Tribecca y los teatros de Broadway y él ya no hacia teatro para estar todo el día en el taxi buscándola por las calles de Manhattan, parecía otra trágica historia de amor donde parecía algo invisible como el viento los había separado, pero no era así, solo no buscaban bien, no buscaban donde el corazón los llevara, donde ahí estarían ambos.

Perdida entre la lluvia de Manhattan estaba ella, la primavera había comenzado, estaba perdida entre las flores y las aves que sobrevolaban el Hudson, estaba perdida en el cielo, intentando ver el reflejo de los ojos del joven actor, perdido en el cielo, preparado para ser encontrado, y era una buena idea, el cielo era un gran reflejo de la luz, y la luz que emanaban sus ojos debía reflejarse también, pero debían estar tan cerca del cielo como fuese posible, <<hasta donde el corazón te lleve>> pensó Alice y camino entre la 5th Ave. y llego a la 33th, llego a lo más cerca que podía estar del cielo, llego a el edificio Empire State, y subió a toda prisa, parecía una chica loca perdida por el amor, invadida por la desesperación y la impotencia, y sus ojos esta vez sin manchar y pensando tenuemente en el nombre que le daba a ese ser que le había robado la vida <<Alan>>.

Perdido entre la lluvia de Manhattan estaba él, la primavera había comenzado, estaba perdido entre los caminos y árboles del Central Park, estaba perdido en la tierra que rodeaba sus pies, intentando sentir las pisadas tenues que debía tener la joven artista, perdida en esa jungla de concreto esperando ser encontrada, pero era una mala idea, el piso era una limitación humana, y había soñado con ella, elevada en el cielo, gritándole <<hasta donde el corazón te lleve>>, y era buena idea, y partió, abriéndose paso entre la Broadway, a un lugar que él amaba, donde su corazón le llevaba, la ciudad parecía vacía, y llego hasta la 33th, llego a lo más cerca que podía estar del cielo, llego a el edificio Empire State, y subió a toda prisa, hablando en silencio y callando a gritos, parecía un chico loco perdido por dejar el piso, invadido por el amor, por la impotencia, y el esta vez le diría algo lindo, algo que le hiciera ver que quizás había encontrado su alma gemela y pensando tenuemente para sí: <<nadie dijo que sería fácil>>.

Y se encontraron, y estaban como al inicio, sin saber que decir, como dos desconocidos, como las personas que viajaban en un taxi, separados por una malla negra y por la distancia de sus vidas. Alan se acercó, y todo la mano de Alice con la yema de sus dedos y venia la parte más dura, porque sus bocas estaban cerradas, y sus corazones abiertos, latiendo rápidamente, viendo como poco a poco el sol se apagaba y la ciudad se encendía en miles de fuegos naranjas y rojos combatiendo en la ciudad.

Habían esperado ambos ese momento, pero no había palabras para describirlo, y como les dije, yo soy el menos indicado para describirlo, pues no hay palabras existentes para describir a dos almas gemelas paradas una frente a la otra, aspirando sus respiraciones, de forma cercana, muriendo por dentro por no decir nada pero sin tener miedo al mundo, porque se habían encontrado y solo podía consumarse con un beso, un beso que se dieron lentamente, deteniendo el momento, cristalizando la escena, retratándola para la eternidad.
Alan había encontrado a la chica que amo antes de conocer, Alice había encontrado al chico que robo sus sentimientos.

<<Te he buscado…>> dijo Alan <<…y ahora te he encontrado>> termino Alice, se miraron a los ojos, como la primera vez en el taxi, esa primera vez que sintieron una conexión silenciosa, un amor apagado que decidieron encender sin tener que ver en la decisión, y así como algo tan invisible como el viento los separo, algo tan invisible como el aire los había juntado.

Y ahí estaban, abrazados, sonriéndose el uno al otro sin nada que decir, solo sus miradas por conversación, sus sonrisas por espacio, pues no había nada más, ni nadie más a su alrededor, eran solo ellos, en la cima del mundo, en el centro del universo, ellos eran el centro del universo.

<<Nadie dijo que sería fácil>> dijo Alan <<pero me encontraste suspiro Alice, <<nos encontramos>> replico Alan.

<<Hasta donde el corazón nos lleve>> dijo Alice <<ya sea más allá del otro lado del firmamento>> dijo Alan, << o más allá aun, hay que confiar, porque el corazón nos trajo hasta aquí, y a cualquier lado nos puede llevar>> termino Alice.

Participante # 10

viernes, 29 de marzo de 2013

Lo que ves, es lo que hay

Serán esas coincidencias que parecen extrañas, será que me identifico contigo, o que estoy hablando conmigo mismo, aún no lo sé y quizá no lo sepa, pero alguna vez había escuchado algo sobre las 11:11, y de manera inesquivable el destino me une con esa hora y otros eventos de menor o mayor importancia dependiendo del momento anímico en que me encuentre, el caso de este que es aliciente a escribir, mientras podría hacer otra acción menos interesante pero más productiva, dormir; pero no, es un momento, un preludio a algo grande, lo presiento, este el comienzo del comienzo, y como buen viajero errante en esto que no sabemos cómo definir de manera más concreta, si no como vida, he dado la pauta. Ahora siento que sentado, estoy parado, estoy flotando y las palabras se entremezclan con sonidos y con colores, y contigo; en este momento me vienes a la mente, esbozo una sonrisa, un poco forzada, pero no por eso desmerecida hacia ti. Hago una pausa… releo lo anterior y continúo; invito a hacer lo mismo, porque como lo es todo, siempre tienes que ver y otra vez hacerlo, porque entonces tienes dos perspectivas diferentes de lo mismo, es decir que tienes un debate contigo mismo sobre lo que realmente es la verdad. La verdad sale a flote en este escrito, pero no indagaré más ahora en esa palabra. Anteriormente había escrito infinidad de sandeces, garabatos, y como dice Sábato: “Más, todavía, son las incomprensibles historias que me vi forjado a escribir desde que era un adolescente; una y otra vez, traté de expresar el resultado de mis búsquedas, hasta que desalentado por los pobres resultados terminaba por destruir los manuscritos”. Por hoy no es así, pero creo que tengo que aprovechar estos instantes para plasmar concretamente lo dicho por mí. Ahora que la he desahogado un poco, dormiré y leeré esto mañana y para ese entonces ya no tendrá el sentido que tuvo el día de hoy. Todo es en momentos, no puedes reír en un velorio, por ejemplo. Esto ya no puede considerarse como una coincidencia, identificarme a la perfección con alguien que no conozco, pero sí, por sus letras. Es algo más.

jueves, 28 de marzo de 2013

Historia 0009 - Desde aquella vez.


Esa Alejandra, tan bonita como ella misma. Sus ojitos de esmeralda y sus manitas finas como la arena de la playa más virgen que uno puede conocer.


La conocí hace unos meses en la fiesta de unos amigos a quienes invitaron y pues yo fui de colado, al principio me sentí incómodo con tanta gente que nunca había visto en mi vida, y yo un completo extraño y abandonado por mis amigos que se fueron de cacería esperando poder encamar a una de las tantas chicas que se paseaban en faldita, y dejando ver de vez en vez el tirante de su brassiere.


Pero yo no fui con ellos, y entonces la vía ella, bailando y contoneando su cadera de izquierda a derecha, moviendo los brazos de arriba a abajo, y sonriendo cual doncella, con clase. Cuando la vi, sentí que el tiempo se detenía, a pesar de que las luces, y sonidos del lugar me distraían no dejaba de verla, hasta que un tipo alto la abrazo por la cintura y le acomodó tremendo beso, mientras con la mano izquierda hacía un intento de colonoscopia que esfumaron mis esperanzas de que ella estaba soltera y que era una chica de bien.


Así que me salí de la fiesta, encendí un cigarro en las escalinatas del lugar y vi de reojo otra figura sentada fumando un cigarrillo. No recuerdo con exactitud cómo es que pasó, pero a las tres horas acabamos desnudos en mi cama, empezando una relación.


Con el tiempo aprendí que su nombre era Alejandra y que era bailarina de ballet, que le gustaba el teatro, el cine, y que no bebía, y que rara vez fumaba, Ale como le dije con el tiempo era la mujer perfecta para mi, y cuando la veía el tiempo parecía detenerse; sus besos sabían a cielo.


Ella tenía un perrito cruza de chihuahueño con salchicha, le decían el Robin, pero yo le decía "chingadera", porque la primera vez que lo dije no pude evitar decirle "¿Qué es esa chingadera?" mientras lo señalaba y me reía descaradamente.


Cuando cumplimos tres meses de andar, me enteré que era modelo de lencería y corsetería para esos catálogos que venden las señoras quedadas con su vecina, al principio no me molestaba que presumiera su cuerpo, pero luego otros tipos la comenzaron a acosar, y yo sabiendo que no estaba al nivel de ellos atractivamente hablando decidí tomar cartas en el asunto.


Por dentro sé que A, como terminé llamándole estaría de acuerdo si recordara lo que le hice. La llamé un día y le dije que vistiera la ropa más sensual que tenga, que tendríamos una noche de pasión y sudor como nunca antes, así que cuando ella toco a la puerta de mi depa, y al abrir la puerta me di cuenta que traía puesto sus tacones ejecutivos y su gabardina negra la cual estaba cerrada, al cerrar la puerta ella se abrió la gabardina y sensualmente la dejó caer, mostrando unos ligueros blancos, con una tanga con encaje blanco, un corpiño blanco que le resaltaba sus senos, y en ellos tenía escrito "muérdelos", pero no lo hice.


La tomé de la mano y la llevé a mi cuarto, ahí, y la acosté. Y luego amarré a la cama, cada pierna y brazo a la esquina de la cama más cercana, luego comencé a toquetearla y estaba súper empapada... lo raro es que no había llovido.


Le despojé de la tanga y la hice mía, y luego otra, y otra, y otra vez, cuando ya estaba todo deslechado volteé a verla y me dijo que tenía que irse a la casa. Así que procedí a desatarla de los pies, pero entonces comprendí el enorme poder que tenía. ! Ya no tenía que cogerme bisteces crudos! tenía mi propia muñeca sexual! así que no la desamarré. Busqué una pelota de tenis, y se la metí en la boca, y me calentó tanto que pues la hice mía de nuevo, una y otra, y otra vez.


Y entonces me dio flojera su vagina, así que pues me di cuenta que nunca le había hecho sexo anal, así que le dí una y otra y otra vez. Se preguntaran que pasaba con los gritos, bueno, no me preocupaba, me puse unos audífonos y escuchaba a Tool mientras en el estéreo de la casa ponía a Bjork a altos volúmenes, entre los gritos de A. y los de Bjork pocos encontrarían la diferencia.


Y después de hacerle sexo anal hasta que me aburriese, me senté a leer un libro bien bonito, uno de un tal Marques de Sade; en uno sus capítulos decía que lo más excitante para un hombre es hacerle un orificio y penetrarla por ahí, así que como soy muy decente le hice una pequeña perforación en el ombligo y pues que me la ceno.


Ya habían pasado como 5 meses, y cada vez me daba menos ganitas de meterme en sus carnes. Era como, si se descuidara, o no quisiera estar conmigo, y cada vez que detectaba eso le hacía otro huequito y le daba por ahí, pero con el tiempo me aburrí y tuve que dejarla ir.


Fui a la carnicería de Don Cuco, y le pedí prestado un machete, Don Cuco es amigo de hace años y me lo prestó sin chistar, llegando con A. le amarré muñecas y tobillos fuertemente y se los macheteé, luego ponía sal en la herida y limoncito y probaba a tenedorzasos su sabor, hasta le invité a Chingadera, por quien fui para no levantar sospechas.


Y pues con el tiempo me aburría comérmela, y preferí deshacerme de ella, la hice pedacitos, (ya estaba muerta para ese entonces), y pues por más que chingadera quería comer no se la iba acabar, así que eliminé a chingadera, e intenté miles de tácticas para mis fines, pulverizar los huesos con un martillo, disolverlos en ácido, pero la verdad era mucho trabajo. Así que decidí algo bien bonito. Metí su cuerpo en una bolsa grande hermética y la dejé ahí pudrirse por meses, y cuando lo que estaba dentro de la bolsa era más baba que cuerpo, fui a la iglesia más cercana a la media noche, y puse esa bolsota recargada en la puerta, me alejé unos metros y le arrojé lápices, navajas etc... Con el fin de reventar la bolsa de lejos, lo que pasó fue una explosión de tripas, que embarró puertas, piso y demás, y una peste horrible.


Regresé caminando a cada, y le marqué a mis cuates, esperando que tuvieran plan para el fin.


Esa Alejandra, tan bonita como ella misma. Sus ojitos de esmeralda y sus manitas finas como la arena de la playa más virgen que uno puede conocer.


Participante # 9
A.R.A.


Esta historia solo es un escrito más para el concurso, estuvimos de acuerdo en publicar esta historia porque es literatura, con contenido algo bizarro y perverso, pero sólo es un escrito más, esperamos que no les moleste la publicación de dicha historia.

miércoles, 27 de marzo de 2013

Historia 0008 - El Hada y la Sombra

Hace mucho, mucho tiempo, antes de que los hombres y sus ciudades llenaran la tierra, antes incluso de que muchas cosas tuvieran un nombre, existía un lugar misterioso custodiado por el hada del lago. Justa y generosa, todos sus vasallos siempre estaban dispuestos a servirle. Y cuando unos malvados seres amenazaron el lago y sus bosques, muchos se unieron al hada cuando les pidió que la acompañaran en un peligroso viaje a través de ríos, pantanos y desiertos en busca de la Piedra de Cristal, la única salvación posible para todos.

El hada advirtió de los peligros y dificultades, de lo difícil que sería aguantar todo el viaje, pero ninguno se asustó. Todos prometieron acompañarla hasta donde hiciera falta, y aquel mismo día, el hada y sus 50 más leales vasallos comenzaron el viaje. El camino fue aún más terrible y duro que lo había anunciado el hada. Se enfrentaron a bestias terribles, caminaron día y noche y vagaron perdidos por el desierto sufriendo el hambre y la sed. Ante tantas adversidades muchos se desanimaron y terminaron por abandonar el viaje a medio camino, hasta que sólo quedó uno, llamado Sombra. No era el más valiente, ni el mejor luchador, ni siquiera el más listo o divertido, pero continuó junto al hada hasta el final. Cuando ésta le preguntaba que por qué no abandonaba como los demás, Sombra respondía siempre lo mismo "Os dije que os acompañaría a pesar de las dificultades, y eso es lo que hago. No voy a dar media vuelta sólo porque haya sido verdad que iba a ser duro".

Gracias a su leal Sombra pudo el hada por fin encontrar la Piedra de Cristal, pero el monstruoso Guardián de la piedra no estaba dispuesto a entregársela. Entonces Sombra, en un último gesto de lealtad, se ofreció a cambio de la piedra quedándose al servicio del Guardián por el resto de sus días...

La poderosa magia de la Piedra de Cristal permitió al hada regresar al lago y expulsar a los seres malvados, pero cada noche lloraba la ausencia de su fiel Sombra, pues de aquel firme y generoso compromiso surgió un amor más fuerte que ningún otro. Y en su recuerdo, queriendo mostrar a todos el valor de la lealtad y el compromiso, regaló a cada ser de la tierra su propia sombra durante el día; pero al llegar la noche, todas las sombras acuden al lago, donde consuelan y acompañan a su triste hada.

Participante # 8

martes, 26 de marzo de 2013

Historia 0007 - EL GRITO


Han habido días en que los que he pensado cuál es mi razón por la que vivir, para que si todo lo que hago es trabajar, ir a casa, estar sólo y que me queda ya si no tengo familia o eso es lo que creo, nunca he sabido nada de ellos desde que recuerdo, he vivido en aquel orfanato en el que me cuidaron hasta que crecí. Casi no recuerdo como fue mi infancia, creo que ahora me da igual cómo fueron aquellos días. Busco algo que me mantenga vivo pero no encuentro mucho que pueda hacer, no tengo un motivo por el que vivir, solo vivo los dias tratando de encontrar una explicacion, una sola cosa por la cual luchar y seguir adelante.

Aunque eso no es lo que me importaba ahora, tenía una vida cómoda, aunque muy monótona a mi forma de ver. Y estaba satisfecho, aunque sintiendo que algo me hacia falta.

Era un poco de noche, como alrededor de las 11 de la noche, mi cuerpo estaba cansado de un largo día de trabajo extenuante y aún sin parecer importarle esto a mi cabeza y como ya es casi una costumbre desde hace un par de meses, no podía dormir aunque estuviera sintiendo dentro de mí unas ganas enormes de ir a recostarme en mi cama, a descansar de todo. Lo mejor que se me ocurrió para pasar el tiempo y encontrar una manera de dormir, fue salir a dar un pequeño recorrido nocturno por las calles de la ciudad, la noche estaba como otras noches solo que las calles parecían estar desiertas, en mi mente no pasaba ningún pensamiento en específico, aunque no estaba del todo vacía.

Sin darme cuenta caminé por un largo tiempo, hasta que en un momento sentí las ganas de detenerme solo por un instante y cuál fue mi sorpresa al darme cuenta que me había parado a las afueras de un parque, que a esta hora parecía un poco terrorífico, ya que se encontraba emergiendo de entre las sombras y de unas luces muy tenues que se proyectaban de la calles de esta ciudad.

Sabía que había pasado un largo tiempo desde que salí de mi casa pero no importaba porque mi cuerpo no sentía la necesidad de dormir todavía. En un instante me encandiló la luz del reloj al intentar ver la hora que éste marcaba, aunque en un corto tiempo mis ojos se pudieron acostumbrar a esa luz pulsante que los lastimara hace algunos segundos antes, poco después me percaté de que, en efecto, había pasado un largo tiempo desde que había salido de mi casa a falta de poder conciliar el sueño y que ahora solo faltaba un minuto para las 3 horas de la madrugada.

Aunque el recorrido fue largo, en mi mente el tiempo había pasado tan rápido, no podía creerlo, para mí solo habían pasado unos cuantos minutos pero en realidad habían sido algunas horas en un recorrido no muy largo, no sé cómo explicarlo, es como si de repente me hubiese quedado hipnotizado por las luces que reflejaba el paisaje tenebroso del parque o si hubiese perdido la conciencia de lo que estaba haciendo, no sé cómo fue que pasaron esas horas, no puedo recordar nada de ese lapso de tiempo.

En el momento en que reaccioné, poco después de echar un segundo vistazo hacia el reloj, lo primero que hice fue ver hacia todos lados, a mi alrededor, y respirar muy profundamente, como si hubiese llegado ahí corriendo, me sentía muy agitado, cansado. Aunque el aire se sentía muy fresco era como si tuviese navajas que al llegar a mis pulmones que se sentían casi secos, era una sensación que dolía demasiado pero sentía la necesidad de continuar haciéndolo de esa misma manera. Después de un momento de dolor por algo que antes hacía sin pensar y claro, sin ningún dolor, emprendí la huida, comencé a caminar rápidamente por la calle en la que me encontraba, giré al encontrar la intersección por la que quedaba mi casa hacia el norte de donde me encontraba en ese momento, era una calle empedrada y podía escuchar el eco que causaban mis zapatos sobre las piedras, el eco que retumbaba sobre las paredes sin color de las casas a mi alrededor, se sentía algo raro, como si las casas no estuvieran habitadas, aunque sabía de sobra que estaba equivocado, ya que eran las mismas calles que recorría diariamente cuando volvía a mi casa después del trabajo.

Una niebla empezó a surgir en la dirección en la que me encontraba caminando, surgiendo de la nada, entre más rápido quise caminar para que la niebla no me impidiera ver el lugar hacia donde me dirigía, ésta más crecía, primero ocultando las pocas luces que se observaban de la ciudad y velozmente, ocultando toda luz en su totalidad, aunque aún se podía ver la luna, una luna que antes no había visto. La luna que en mi mente se veía como una sonrisa un poco perversa por la forma que tenía, después de observarla por un instante continué mi camino hacía el puente que dividía esa parte de la ciudad de la parte en la que yo he vivido ya por algunos años.

Las cosas eran extrañas desde que salí de casa hacía ya unas horas, pero aquí fue cuando empeoraron bastante significativamente. Solo con dar un paso sobre el puente, mi pie izquierdo sintió que, dentro de la oscuridad que había, como si hubiese pateado algo pequeño, no muy pesado pero algo extraño, al detenerme para ver qué es lo que había sido, me sorprendí mucho, ¿qué estaba haciendo un arma de fuego en el puente?, y más aún, ¿quién la había dejado ahí?

Lo siguiente que hice fue mirar a mí alrededor, pero por la hora, la niebla y todo la demás no pude ver nada ni a nadie por la calle en la que había venido ni en el sentido al que me dirigía.

Tomé la pistola de manera un poco temeroso de no saber cómo tomarla, estaba tibia, como si hubiese sido disparada. Aunque no conocía mucho de armas pude acceder hasta la cámara de balas y descubrí que solo tenía una bala, pensé que en una ciudad como esta en la que nada pasa no se ocuparía de una pistola para protección pero a la vez pensé que podría conservarla, aunque ¿para que querría yo un arma?, lo que hice solo fue arrojarla hacia el río y pude escuchar el rebote de agua al ser tocada por el arma.

De pronto y sin ningún motivo aparente, un terror muy consciente me controló por completo, un terror del mundo que me rodeaba, del futuro que me esperaba. Un deseo muy grande empezó a crecer en mi interior, un deseo que casi me poseía totalmente, lo único que quería era ver el agua que estaba en el río, un río opaco, un río sombrío, un río solitario, tal como yo y eso me hizo pensar por un instante que yo era el río, opaco, vacío y solitario, hasta que unos pasos fuertes se empezaron a escuchar a mis espaldas y comprendí que lo mejor que podía hacer era volver a mi casa como era lo que estaba haciendo desde hace algo de tiempo, aunque todo a mi alrededor me hacía detenerme y prolongar este recorrido de vuelta a casa.

Decidí continuar y los pasos que escuché antes se empezaron a acercar apresuradamente, aunque aún no podía ver a la persona que los estaba causando. Podía sentir las vibraciones de los pies chocando contra el suelo pero no distinguía quien era, o de donde en específico venía. Continué mirando a mí alrededor mientras me mantenía caminando de prisa, pero como antes, no conseguía ver algo y sentí que los pasos se escuchaban aún más cerca.

Otras veces había hecho este viaje en situaciones normales, pero eran viajes solitarios nunca nadie se había acercado, aún siquiera para saludar, nadie transitaba estas calles por la noche.

El miedo me envolvió por un segundo, ¿y si fuera algún ladrón?, de pronto pensé, ¡el dueño de la pistola que encontré!, ¿qué debería decirle? Mentalmente analicé todas las posibles situaciones, hasta hice un pequeño inventario de lo que traía de valor, aunque no traía algo que me pudiese ayudar si fuera una situación de vida o muerte.

Dentro de mí, un sentimiento de coraje me invadió y me maldije a mí mismo por haber arrojado el arma al río, aunque no supiera usarla tal vez me hubiera servido para asustar a la persona que me seguía. Continué como antes, viendo por encima de mi hombro, esperando que de la niebla que se encontraba tras de mí saliera alguien, pero en eso tuve una sensación que me heló todo el cuerpo, la sensación de que ese alguien que estuve esperando con mucho terror, estaba justo enfrente de mi cara, aunque yo me encontraba viendo hacia atrás.

Justo ahí fue cuando escuche el peor grito que nunca había escuchado hasta este momento, lo primero que hice fue girar mi cuello con mucha fuerza hacia el frente, como si lo tratase de romper, luego de percatarme que no estaba nadie, reaccione ¡El grito!
La voz más terrorífica que nunca hubiese imaginado, pero era como si esa voz venía del corazón de la niebla. Un grito de terror y de dolor al mismo tiempo, de desesperación y desesperanza.

Inconscientemente toque mi cabeza en la sien derecha como tratando de forzarla a pensar, a hilar pensamientos en mi cerebro, tratando de comprender los hechos extraños de esta noche, pero parecía no funcionar, no pude pensar nada concreto. 

Pensé que el grito procedente de la niebla había venido de enfrente de mí y me precipité a caminar de frente con un valor que no tenía hace algunos minutos.

De pronto un sonido se escuchó cerca del fin del puente, algo había caído en el río, pronto empecé a caminar hacia donde el sonido había surgido y descubrí que en el agua se veía un bulto, no podía ver claramente de que se trataba y no pude en ese momento ya que de dentro de la niebla se podía ver la silueta de un hombre, entrecerré los ojos para ver si podía ver algo a pesar de la niebla y lo que vi fueron unas facciones fácilmente olvidables, aunque una cara muy pálida. De repente sentí un enorme nudo en la garganta, sentí que mis ojos se abrieron demasiado como tratando de discernir aquella silueta, aquel cuerpo, su rostro.

Era un hombre alto, como de 1.95 metros, era delgado y llevaba puesto un largo abrigo color negro, sus ojos color avellana me empezaron a mirar con una mirada desgarradora, como si me pudiera matar con tan solo fijar su vista en mí, la piel de su cara estaba muy pegada a los huesos faciales, tanto que se podía casi ver la forma del cráneo de aquel hombre, se puso su sombrero ajustándolo a medida que se iba acercando a mí, mi cuerpo se negaba a moverse por más que mi mente le ordenaba que era lo que debía de hacer.

¿Tiene la hora?, la voz dijo de repente profunda y bajamente, mi boca se abrió pero no pude decir nada en ese momento, se sentía seca, como si nunca antes se hubiera abierto para decir una palabra, lo miré estúpidamente y eché un vistazo a mi reloj, aunque sin ver en realidad la hora y dije rápidamente -¡Oh, es muy tarde, son casi las 3 y media de la madrugada! aunque las palabras salieron como un tartamudeo, después de haber escuchado la hora me sostuvo la mirada durante un instante y alzando la mirada al cielo durante un momento y al final comentó, - ¡Bonita noche, no cree usted! Traté se seguir su mirada hacia el cielo y vi la luna que antes había jurado que era una sonrisa y aventuradamente al final me decidí a contestar - ¡sí, absolutamente hermosa! 

El hombre me miro y asintió, de repente comenzó a caminar hasta que se puso al lado mío y siguió su camino hasta perderse dentro de la niebla otra vez.

Me quedé allí como clavado al frío piso del puente, yo me quería ir de ahí lo más pronto posible, pero los músculos de mis pies se sentían flojos y a la vez muy pesados, sin ganas de moverse ni un solo centímetro.

El sonido del río volvió a hacerme reaccionar y decidí moverme de nuevo, después de unos pocos segundos estaba ya en movimiento hacia mi casa otra vez, aunque aún sin dejar atrás el largo puente, en estos momentos, todo me parecía una eternidad. Una eternidad llegar al otro lado del río. Fue entonces cuando escuché el grito de nuevo, era el mismo grito, desgarrador como antes y como hice antes, toque mi cabeza, tratando de pensar, pero sin ningún resultado positivo. 

Me paré como muerto cuando algo volvió a golpear la tranquila agua que cruzaba por el rió, me acerqué a ver a través del puente y lo que vi, fue un objeto alargado, que se encontraba flotando en el agua, esta vez, vi que se trataba de algo que se encontraba a unos cuantos metros de distancia, creí que se trataba de una bolsa negra y larga, ya que se encontraba a una distancia considerable desde donde yo podía ver, un poco dentro del cauce del río ya, por lo que no estuve seguro si era una bolsa o no, traté de no pensar en eso y continué mi camino.

Cuando estaba por alejarme del río y del puente al fin, escuché algo que me hizo regresar, un ruido sordo, pero lo suficientemente fuerte como para ser percibido por mis oídos en la fría y silenciosa noche, me regresé con mucho cuidado hacia la mitad del puente y pude percibir a un niño a las orillas del río, bajo el puente, el niño representaba una edad como de alrededor de 5 años, sus ojos se notaban como si estuvieran hundidos en su cara, por lo que sus pómulos se veían translucidos, sobre su mano derecha estaba un brazalete negro y en su mano izquierda solo se notaba el color negro, como si estuviera cubierta en su totalidad por una especie de tinta china, aunque eso se veía muy familiar, algo así como solía ser yo cuando tenía su misma edad, miré alrededor y descubrí que estaba ahí completamente solo, de pronto una voz penetrante se escuchó, procedía de aquel niño que me resultaba tan familiar, la voz solo dijo - ¡Hola!, a lo que yo respondí simplemente - ¡Hola pequeño!, ¿cómo estás?

Al momento en que yo espeté esas pocas palabras el niño me interrumpió con una pregunta un poco cortante -¿Qué hora tienes? Después de mirar mi reloj por un momento solo dije - ¡Es un minuto a las 12 de la media noche!

Después de que hube dicho esas palabras, tuve un leve flashazo en mi mente, hace unos minutos antes mi reloj estaba marcando una hora muy diferente y ahora apenas y era la media noche, ¿cómo podía ser eso posible?, el reloj estaba funcionando correctamente antes y el tiempo estaba mal de alguna manera, ¿cuál hora sería la correcta? Pensé, aunque eso era lo que menos me preocupaba en ese momento, tal vez sin querer había adelantado mi reloj o solo moví la hora sin darme cuenta, como sea, eso fue un pensamiento demasiado rápido en mi cabeza, pronto reaccioné de nuevo y miré al niño, él solo sonrió cuando le dije la hora y antes de que pudiera preguntarle que hacía solo en ese lugar o donde estaban sus padres el niño se echó a correr hacia la niebla y por más que traté de hacerlo responder a mis preguntas o intentar alcanzarlo, ya que para este momento lo estaba siguiendo sin pensar, le grité que no fuera hacia la niebla pero pareció no importarle mucho lo que le dijera porque comenzó a correr más a prisa hacia la niebla, al final no pude alcanzarlo y se perdió entre la espesa niebla, tras varios minutos, solo me detuve.

Me quedé un momento solo parado en ese lugar pensando en que tal vez el niño estaba perdido y asustado cuando de pronto la voz tenebrosa de aquel grito se escuchó de nuevo, era la misma voz, el mismo grito terrorífico, me quedé petrificado sin saber que era esa voz exactamente o que la estaba causando. Antes de que pudiese pensar en la voz de nuevo en mi mente solo se formó un único pensamiento y pulsante dentro de mi cerebro un dolor que empezó a bajar hacia el corazón, ese pensamiento me decía que pudo haber sido el niño el que gritó y que ahora se encontraba solo en la niebla o tal vez no estaba ya solo porque el hombre extraño y pálido de antes lo pudo haber encontrado y esa podría haber sido la razón para que el niño gritara, aunque era una situación poco probable ya que la voz del niño era muy diferente a la que se escuchaba que causaba aquel grito.

Me dirigí entonces hacia donde se encontraba el puente, aquel puente que cubría el río que antes creí que podría ser yo, cubierto de tanta niebla que no se podía ver casi nada, me sentí un poco desorientado y en el momento en que decidí detenerme, escuche otra vez el sonido de algo que rebotaba en el agua, lo único que pude pensar fue - ¡No el niño!
Me acerqué a la orilla del puente y pude ver algo, entrecerré mis ojos como tratando de enfocar mejor la imagen de lo poco que podía ver por la niebla densa que me rodeaba, y se veía como si estuviese un cuerpo en el agua, me acerqué lo más que pude para ver claramente si se trataba del niño, aunque pensando en que eso no fuera realidad, al momento en que vi que era un cuerpo humano, mis esperanzas bajaron hasta niveles críticos que me helaron por dentro.

En las frías y oscuras aguas del río pude ver una cara, unos ojos que me miraban fijamente, aunque se veían sin vida, unos ojos blancos, vacíos, una herida mortal en la sien derecha, tal vez causado por una bala, una cara inmóvil que mostraba solo horror. Para ese instante mi cabeza comenzó a doler como si algo la estuviera atravesando de lado a lado, el cuerpo que estaba flotando el en agua era el mío.

Y fue entonces que volví a escuchar aquel grito terrorífico, aquel grito que me había asustado antes.

Me escuché gritar a mí mismo.

Participante # 7

lunes, 25 de marzo de 2013

Historia 0006 - Un Verano de Hojas de Estrella…


Mi nombre es Uriel, soy un chico que ha terminado la preparatoria y esta es mi historia…
Un Verano de Hojas de Estrella…
Hice Trámites para la universidad fuera del lugar de donde vivo. Un lugar tranquilo, donde sientes que el aire te acaricia, donde la madre naturaleza te da la bienvenida; este lugar se llama “Ojo de Agua Azul” y Aquí comienza mi historia… amor, venganza, estudios, encuentros etc.…
Uriel: ¡No puede ser posible! Madre el avión ya es tarde, vámonos.
Madre de Uriel: Te lo dije…
---- Rumbo al aeropuerto---
En el aeropuerto----
Uriel: llegamos… (Sensaciones de Alivio)
--- Pasajeros con destino a “Ojo de Agua Azul” Favor de pasar a la Sala A para abordar…----
Madre de Uriel: Cuídateme mucho, escríbeme y te esperare en vacaciones…
Uriel: Claro madre no te preocupes Voy estar bien. :D
--- Se despiden con Lágrimas y Abrazos---

---- Bienvenidos al Lugar Místico “Ojo de Agua Azul”---

Uriel: Llegue, Bueno tengo que busca el Departamento para alumnos, Joder no creo que sea difícil, no se ve que sea tan enorme esta ciudad. :D+
---- ¡Crash! Choca la maleta y Uriel Caen por culpa de una persona----
Persona Desconocida: Oyes pide perdón me lastimaste (con actitud altanera)
Uriel: ósea tú estabas vendiendo aguas además me tumbaste tonto fíjate tu (enojado): S
Persona desconocida: Mira niñito, ¿no sabes con quien estas tratando? Soy Erick el… --- Interrumpe Uriel---
Uriel: mira Chico, a mi me importa un pepinillo quien seas y ni me interesa, si me permites (es un estúpido espero no topármelo jamás.)
----Paseo por el centro de la ciudad, buscando el departamento, conoció pequeños lugares visito algunas tiendas hasta que encontré el domicilio----

Uriel: valla aquí es… ¡Oahu! Es una casa hermosa (toca el timbre) sale una Sra.  
Sra.: ¿Si dígame Joven?
Uriel: am Disculpe ah si soy el chico que viene de afuera… -- La Sra. Habla—
Sra.: joven Uriel.
Uriel: ¡Si!, Ah ¿con quien tengo el Gusto?
Sra.: mi nombre es Ama y soy la encargada de  esta casa… valla joven Uriel se nota que es un caballero.
Uriel (apenado) hay Sra. Ama, Bueno gracias…
Sra. Ama: Joven Uriel su Habitación esta la arriba al fondo del pasillo, la cena se sirve a las 7:30, el desayuno antes de que se vallan a la escuela, si vienen a comer habrá cosas en la estufa, el baño esta al lado lo compartirá con otro chico que viene a este lugar de dormitorio y esta otra chica, ellos llegan mas tarde o mañana van un semestre mas avanzado que usted.
Uriel: Gracias Sra. Ama Con su permiso.
---- Uriel, Acomodo sus cosas, su habitación tenia una ventana hermosa que entraba la luz del sol y la luna, adorno su habitación para sentirse cono en su casa ---
 
--- Uriel Baja para cenar, en la mesa solo hay 2 platos servidos ---
Uriel: creo que alguien de los chicos llego, mmm pero no escuche que sonora la puerta que raro esperare un momento…
--- Entra Ama ---
Sra. Ama: Joven Uriel, ¿a quien espera?
Uriel: Sra. Ama, bueno aquí hay dos platos en la mesa… ¿Llego uno de los chicos? Muero por conocerlos ya tienen mas tiempo aquí y quiero platicar con el o ella que hay aquí como se divierten si podríamos salir y quisiera ser mi amigo o amiga…
Sra. Ama: lo siento Joven Uriel pero no llego nadie, puede empezar a comer usted…
--- Uriel Se dio cuenta que tal ves la Sra. Ama quería sentarse con el y era su plato así que hizo lo siguiente---
Uriel: Sra. Ama. Acompáñeme a Cenar, por favor usted también puede ser mi amiga claro si quiere: D

----Convivieron, platicaron, rieron y se conocieron, la Sra. Ama Descubrió que Uriel tenia una chispa especial, y que cambiaria el ambiente de este lugar y de las personas que se le acercara ----

…. Esta historia Continuara….

Participante # 6

domingo, 24 de marzo de 2013

Historia 0005 - Lo que un día fué.


Me regalas motivos para hacerlo,
pero me canso de ser persona.
Me regalas razones para hacerlo,
el juego del amor duele bastante.
Me regalas la voluntad,
nunca había pensado hacer esto por una persona.
Estoy viendo como se va destruyendo,
como me vas deshaciendo,
como me vas dejando, y cada ves se ve mas borroso todo,
no soporto la idea, no me conmueve...

Pastillas para el dolor y para la humillación acertada, 
en el punto de mira en un plan que no planeaba,
deseando beber hasta acabarme el planeta,
porque apenas un borracho así vive,
para no ver sus penas fracasando.

Por eso existen cantinas, 
para entender el tiempo,
sus razones, y hacer el amor con la bebida,
por que al final no queda nada más que vivir.

¿Pero qué hago cuando tenía una vida planeada contigo?
Explicame... Deje de entender esto hace tiempo.
¿Porqué? Porque de un día para otro nos tenemos que olvidar,
y para evitarme el sufrimiento,
encontré un coctel de pastillas, que ayudarán...
Sí... me ayudarán a no estar aquí,
por que yo tenia algo pendiente, pero de un día para acá
me canse de desgarrarme el alma, por que te extraño.

Dame razones para no hacerlo,
en serio.... 
Y si no vas a decir nada bueno a favor te pido que te quedes esta ves.
Solo por hoy...

Participante # 5
George Flowers

sábado, 23 de marzo de 2013

Historia 0004 – Plegaria a la Madre Tierra

Siento frío en mi corazón cuando veo tanta injusticia en el mundo.
¡Basta ya de discriminaciones, señores!
¿Acaso no somos todos iguales?
Tú y yo nacimos aquí, en este planeta de maravillosas oportunidades.
Tu eres homosexual y yo soy pobre.
No te miento humanidad, cuando digo que te quiero.
¡Aquí todos respiramos el mismo aliento!
¡Grítale al viento, ignorante!
¡Cántame tu canción, presidente!
La sangre fluye en todas las venas de nuestros continentes.
¡Sangre derrochada en tantos combates!
Eres fuente de mi vida, de la vida de todo ser viviente,
que apenado lucha por ser un dirigente.
¡Te vas y me dejas!
Me dejas, como deja el niño a su madre.
¡No más racismo, tierra!
¡No más discriminaciones!
¡Cuéntame un cuento tierra!
¡Déjame escuchar tu torrente!
Apacigua aquellos ignorantes, porque no saben lo que hacen.
¡Paz!
¡Igualdad!
¡Fraternidad!
¡Libertad!
Aquí dejo ejemplo, cómo debemos ayudar a todo ser sediento.
Paz...
¡Ay, humanidad!
Deja al pobre vivir tranquilo.
¡Ayúdale a ser digno!
Deja libre al homosexual.
¡Su corazón late en el mismo lugar que el tuyo!
¡No castigues al maestro!
Él es humano, como los padres del alumno travieso.
Castiga al tirano, dirigente de la decadencia
al psicópata y al maltratador.
No seas racista humanidad.
¡Solo existe una raza, el homo sapiens-sapiens!
¡Quiérete, va!
¡Deja respirar la tierra, humanoide!
Ella aguanta con paciencia nuestro fatalismo,
hasta que desborde su ira, acabando con todos.
¡Pagaran pecadores y buenos!
Todos pagaran. Culpables y víctimas.
¡La tierra no sabe de éticas, ni de religiones!
¡Ella se cobra lo que a ella le pertenece!
¡Escuchemos sus gritos!
¡Madre tierra, perdónanos, porque no sabemos lo que hacemos!

Participante # 4
Dolores Bennoit

viernes, 22 de marzo de 2013

Historia 0003 – Pequeño Soñador


La vida contiene muchos misterios, inclusive para aquel que la ve desde los sueños, para aquel que la ve desde la luz o para aquel que la ve desde la obscuridad.... Siempre tiene misterios, y lo mas raro, es que esos misterios estan en nuestro mismo ser..... Solos..... Desolados sin respuesta alguna, y como un recuerdo vago siempre regresan en busca de un "¿Por que?".... Teniendo como respuesta un silencio profundo... Vacio... Triste y olvidado...

El eco del silencio vacio llena el aire, zumbando como un estruendo en tu corazon, y al final, te sientes extraño, como si no te conocieras, como si hablaras con un extraño... Y vuelve esa pregunta... "¿Por que... Por que me siento asi?". Creyendo tener la respuesta, tratas de gritar, pero, justo en el momento de la verdad, aparece alguien identico a ti, se podria decir que es un clon, pero, al verle te das cuenta que no eres tu, que es alguien mas... Alguien que una vez fuiste, pero, ahora es otro... Un simple reflejo de ti mismo, de un ayer lejano perdido...

El tiempo siempre ha sido uno de los mas grandes misterios del mundo, inclusive para aquellos que vivimos en un sueño, donde el tiempo es algo sin sentido. En los sueños no existe el tiempo, pero, en la existencia de este mundo, siempre será regido por el tiempo... Presente.... Pasado.... Y futuro..... Tres tiempos dependientes uno del otro, pero, a la vez tan frágiles y cambiantes... Forjados por leyes únicas y complejas.

Las leyes de este mundo ya no existen como tal, fueron destruidas, cambiadas y remplazadas. Una de ellas, es algo que todos deseamos, que anhelamos y creemos se cumplirá algún día, pero, nunca se hará realidad por que acabaría con la lógica del mundo en el que vivimos.... O quizá, solo quizá alguien ya la rompió...? Si, ya lo he hecho, ya he conseguido mi deseo, pero, aun gran precio... El equilibrio de los mundos, mis recuerdos, mi libertad y tiempo.... Solo he podido recuperar este don, mi mundo... Mi sueño... Y es aquí donde regresamos con aquella persona dentro de ti, ¿La recuerdas?, Alguien idéntico a ti, pero, no es igual a ti....

Aquí es donde las dudas aparecen con mas fuerzas, no soy el reflejo de lo que sientes, simplemente soy un narrador, un soñador caminando por tus sueños, observando... Callado y sin intervenir... Tratando de escuchar tu respuesta.... Pero, solo logro escuchar un gran silencio, y derrepente, me encuentro frente a ti... No, ese no eres tu.... ¡Soy yo! Una imagen distinta a mi, callada y triste... ¿Será... No puede ser..... Quizá si.... O no...?

Entonces se hace el silencio, un silencio tan profundo como el mar, tan grande como el sol y tan misterioso como el espacio. En ese silencio, donde ya iba a gritar, en donde iba a responder todas las dudas, el llego y sonrió... Aun recuerdo sus palabras: "No, esa no es la respuesta correcta, no existen respuestas correctas en este mundo, por que cada persona piensa y ve la vida de formas distintas, todos piensas que es lo correcto y lo erróneo, pero, nadie sabe explicar el por que del error o del bien. Por ello, te digo a ti, mi pequeño y ultimo yo, aquel que me sustituirá en el sueño y quedara libre de mi pecado.... Hoy en este sueño te digo: nunca te rindas, nunca piensas que algo esta bien o mal, simplemente cree que lo que hagas puede resultar algo positivo o negativo, que no te importe lo que este mundo opine, por que al final solo son pensamientos vagos, y por ultimo, ama a todos aquellos que están cerca de ti.... Inclusive aquellos que están solo para dañarte, por que gracias a ellos te haces fuerte. Espero poder verte otra vez, en otro sueño antes de irme de aquí.... Antes de verte tomar mi lugar.... También me gustaría verle a el... Aunque.... Al final le veré gracias a ti. Cuidate... Pequeño soñador".

Después de escuchar esas palabras, el silencio regreso a dominar el viento, pero, ya no estaba el... No... Ya no estaba yo, y como estrellas en una noche de luna llena, mis lagrimas salieron a calmar mi pena, lagrimas que sanan el corazón y limpian el alma. Desde entonces, siempre me quedare aquí, en este sueño, esperando volver a verme, para así decirle "Adiós".

Participante #3
Alejandro Méndez